"Cuando alguien se siente responsable, la creatividad se pone en marcha"Mario Alonso Puig
Recientemente he conocido varias referencias de personas que son un claro ejemplo de falta de implicación y compromiso con su trabajo, y por ende, con la empresa. Esta afirmación, en los tiempos actuales, cobra una especial relevancia y significado. La realidad de las empresas es que necesitan de las personas para que los objetivos y metas se alcancen, y este proceso pasa inevitablemente por su implicación y compromiso.
Esta necesidad de implicación impulsa una nueva forma de entender la empresa, en el sentido de no entenderla sólo como una función de producción, sino como un proyecto de cooperación en el que los trabajadores se implican en el logro de los objetivos empresariales. No se trata sólo de administrar y gestionar unos recursos, sino de movilizar las capacidades humanas para la consecución de unas metas determinadas. Ciertamente, la empresa está necesitada de personas motivadas que se impliquen en el proyecto común. La cuestión de fondo, es ¿como conseguirlo?¿Es posible desde las empresas desarrollar acciones convincentes encaminadas a favorecer un clima laboral que contribuya a que la implicación de sus trabajadores se desarrolle? Hay quien llega más lejos y relaciona la implicación de toda la organización como una clave para alcanzar el éxito. Estoy de acuerdo. La cuestión es si en la coyuntura actual, marcada por grandes dificultades, es procedente hablar de implicación, cuando se están exigiendo sacrificios, reducciones de salarios, objetivos personales más exigentes, etc. Las personas necesitan entornos favorables, saludables. Así se consiguen mejores resultados, las empresas y organizaciones mejoran y se aumenta el sentimiento de pertenencia y la motivación de los trabajadores.
Veamos algunas estrategias que las empresas, sus responsables, pueden desplegar para favorecer los procesos de implicación de las personas en las organizaciones en las que trabajan:
- Favorecer la responsabilidad es fuente de desempeños excelentes. Y las personas responsables ofrecen lo mejor de sí mismo. El resultado es mayor implicación, compromiso y una creatividad que retroalimenta todo el proceso.
- Favorecer la innovación: La creatividad al poder, decíamos a otra entrada. Las empresas innovadoras suelen contar con personas entusiastas, involucradas e implicadas con su trabajo. De esta manera se fomenta la implicación en la empresa.
- Agilizar la toma de decisiones relacionada con la participación: Participar supone implicación. Y si esa participación es efectiva, se visualiza, "sirve para algo", es decir, va acompañada de decisiones, la empresa está dando mensajes inequívocos: los trabajadores cuentan, interesan sus aportaciones, sus mejoras. Y esto tiene una fuerza enorme para desarrollar la implicación.
- Favorecer un clima de confianza e ilusión. La implicación de las personas que quieren trabajar por su empresa tiene muchísimo que ver con la ilusión y la confianza que despliegan. Favorezcamos pues entornos en los que se asiente un clima de confianza y optimismo, como fuente de una implicación que es la base para alcanzar las metas y objetivos compartidos.
La implicación, el compromiso y la motivación de las personas son temas de gran controversia en las empresas. Muchas veces son el resultado de lo que las personas perciben respecto a lo que la empresa corresponde a sus aportaciones. La clave es saber encontrar un equilibrio, aquel que es capaz de contribuir a que las personas encuentren un reconocimiento a su esfuerzo, un sentido a su trabajo. Por eso, considero tanto a los responsables de empresas, y por tanto, de personas, que saben percibir ese valor estratégico de las personas en sus empresas, y ese punto de equilibrio, siempre difícil de alcanzar, pero orientador para las empresas que se preocupan por las personas, frente a otras más preocupadas por reducir costes, congelar remuneraciones o suprimir efectivos.
En la crisis actual, las empresas deben ser conscientes que en un entorno tan competitivo y que evoluciona con rapidez, contar con un personal comprometido, de alta calidad humana y profesional, es una ventaja competitiva permanente que la empresa puede tener y que lo acerca al nivel de excelencia que desea proyectar. Todos los demás recursos: la tecnología, las instalaciones, los materiales, pueden ser comprados. Por el contrario, un equipo humano comprometido e implicado, ilusionado y eficiente no puede ser comprado, debe ser creado. Esta es la clave. Aquí es donde aparecen las empresas y sus verdaderos líderes.
Una organización sólo se mantiene y desarrolla si las personas que forman parte de ella sienten un verdadero orgullo por "sus colores". En mi opinión, la clave de la implicación en la empresa es sentirla como parte propia. Para conseguirlo es fundamental que seamos capaces de considerar a las personas de forma individual, que seamos creativos a la hora de motivar a nuestros trabajadores, que podamos hacerles partícipes en las decisiones, que tengamos clara su importancia y para lograrlo, las empresas deben ser persistentes en sus actuaciones.
Es fascinante trabajar en organizaciones con personas implicadas, comprometidas. Son entornos saludables, creativos. Y lo mejor de todo, es que se contagia, favoreciendo y creando ilusión y entusiasmo y, en definitiva, considerando al trabajo como un ámbito más de la felicidad que todos anhelamos.
Es fascinante trabajar en organizaciones con personas implicadas, comprometidas. Son entornos saludables, creativos. Y lo mejor de todo, es que se contagia, favoreciendo y creando ilusión y entusiasmo y, en definitiva, considerando al trabajo como un ámbito más de la felicidad que todos anhelamos.
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