domingo, 23 de marzo de 2014

Deporte y empresa




"El talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos" 
Michael Jordan

Participar en una prueba de trail como la de "Guzmán el Bueno X - Sierra Morena" (III trail-running, Córdoba, 22-3-2014) es una experiencia magnífica. Traspasar la línea de meta tras superar 30 kilómetros de subidas, bajadas, lluvia, sol, etc. es algo muy especial. Esta experiencia personal me hace reflexionar sobre la importancia del deporte como escuela de aprendizaje. Efectivamente, el deporte nos proporciona un conjunto de herramientas y técnicas que conectan perfectamente con la gestión personal y con la gestión de personas en una empresa. Podemos encontrar conocimientos, valores, técnicas y objetivos que en un trasvase bidireccional deporte-empresa, permiten enriquecer las posibilidades de ser aplicados en ambos entornos.

La carrera de trail "Guzmán el Bueno X" se puede calificar como muy exigente, que requiere preparación física y mental, adaptación al entorno físico y aceptación de las limitaciones y posibilidades personales. También es compañerismo, afán de superación y competitividad. Algunos elementos que destaco especialmente cuando he preparado y participado en esta carrera son los siguientes:
  1. La motivación: Te das cuenta de la importancia que tiene la motivación para conseguir algo. En lo deportivo, la motivación ofrece numerosas oportunidades de demostrar cómo el afán de superación, el anhelo por conseguir nuevos objetivos es la principal herramienta de que disponen las personas para alcanzar las metas. En la empresa, la motivación es básica para lograr implicación, compromiso, satisfacción en la tarea y desempeño realizado.
  2. Los indicadores: La perfecta organización, la señalización, la publicación de tiempos y medias alcanzados por cada corredor, la clasificación conseguida son señas de identidad que el deporte suele cuidar bastante. Las empresas pueden aprender de la necesidad de mejorar los indicadores de medición de sus procesos. Recordemos la máxima de la calidad: lo que no se mide no se puede mejorar.
  3. El equipo: Si algo caracteriza al deporte es que el equipo cuenta más que la individualidad. En las empresas hay una gran asignatura pendiente en esta materia. El trabajo en equipo, la cooperación y la colaboración es la base de la sinergía, por la cual los grupos alcanzan metas superiores.

El deporte enseña a la empresa la importancia de la planificación, la necesidad de la capacidad de aprender y de contar con un liderazgo que inspire:
  • La planificación: Se necesita porque una empresa es un sistema complejo en el que intervienen muchos elementos que deben coordinarse adecuadamente, atender todos los detalles para que el engranaje de la empresa funcione óptimamente. Si falla una pieza, un elemento, un recurso, el engranaje se paraliza o deja de funcionar como debe. El éxito del deportista se basa en su entrenamiento previo, en la "planificación" para la competición.
  • Capacidad de aprender: La empresa debe estar en continuo aprendizaje, adaptándose al entorno, aprendiendo de los competidores, buscando la innovación y la creatividad como fuente de supervivencia. El deportista necesita aprender nuevas técnicas, conocer el terreno, los competidores.
  • El liderazgo: Las empresas, los equipos necesitan líderes que sean capaces de crear sentido de pertenencia, de unir y cohesionar al grupo hacia objetivos y proyectos ilusionantes, que saben reconocer y desarrollar el talento de cada miembro del equipo, que celebra éxitos y victorias y encuentra las enseñanzas para seguir adelante. El deportista necesita de un entrenador que le guíe, le marque los planes de acción, los progresos, le corrija hábitos y desarrolle nuevas técnicas.

El deporte, como en la empresa, como en las personas, implica desarrollar el talento y el potencial que todas las personas encierran. San Ignacio de Loyola recomendaba en sus Ejercicios Espirituales, fijarse metas cada vez más altas. Para ello, y siguiendo a Daniel Coyle, las estrategias que se pueden seguir son las siguientes:
  1. Ponerse en marcha: Querer algo es activar nuestra motivación para conseguirlo.
  2. Mejorar las habilidades: A través de métodos y técnicas para realizar los máximos avances en el menor espacio de tiempo.
  3. Mantener los progresos: Venciendo el estancamiento con nuevas estrategias, fortaleciendo la automotivación y consolidando hábitos que permitan seguir mejorando y progresando.
Dice Kilian Jornet, en Correr o morir, que "el secreto no está en las piernas, sino en la fuerza de salir a correr cuando llueve, hace viento o nieva", y que "la lucha es lo que diferencia una victoria, a un vencedor". Efectivamente, el deporte se vincula con el sufrimiento y el afán de superación, elementos que se convierten en determinantes en el contexto de una empresa, que necesita de una continua revisión para mantenerse en un mercado exigente y competitivo.


martes, 11 de marzo de 2014

La empleabilidad




"Quien quiere llegar busca caminos. Quien no quiere llegar busca excusas"
Anónimo


La empleabilidad es un concepto de una actualidad e importancia de máximo nivel. Tiene tal importancia que hace que confluyan dos sistemas de enorme amplitud y complejidad: el sistema educativo y el mercado laboral. Efectivamente, la empleabilidad ha pasado a convertirse en el concepto deseado por todos: el sistema educativo, las empresas, los trabajadores. Se ha convertido en el nexo de unión entre los que proporcionan formación y los que ofertan puestos de trabajo. Y en medio está la persona que recibe el mensaje machaconamente de que hay que buscar la empleabilidad. En ese contexto, cuando parecen confirmarse los síntomas de recuperación y que la posible creación de empleo será el tema recurrente en los próximos meses y años, me parece interesante dedicar esta entrada a la empleabilidad.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la empleabilidad se puede entender como el resultado obtenido de una educación y una formación profesional de alta calidad. Este concepto engloba las calificaciones, conocimientos y competencias que incrementan la capacidad del trabajador para obtener y conservar un empleo, progresar en el trabajo y adaptarse a los cambios, lograr otro empleo si la persona así lo desea o es despedida, e incorporarse o reintegrarse al mercado laboral con mayor facilidad.

La empleabilidad de los trabajadores es la adecuada cuando poseen una base de educación y formación amplia, competencias básicas y transferibles de alto nivel. Pero podemos hablar de que esa empleabilidad es óptima cuando se desarrollan y aplican toda una serie de habilidades personales e interpersonales, aquellas que facilitan el trabajo en equipo, la comunicación, la toma de decisiones y la resolución de problemas, etc., así como habilidades en la dirección de personas y equipos, como por ejemplo, la capacidad de motivar, de influenciar a través de un liderazgo efectivo, etc.

La empleabilidad es un concepto que me gusta identificarlo con el poliedro, porque tiene múltiples vertientes. Efectivamente, la empleabilidad es un concepto multiforme, que se adapta a cada persona y circunstancia, a cada realidad y a cada momento. Es un concepto a la vez dinámico, que evoluciona con el entorno, con la realidad que nos condiciona en cada decisión.

“Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reprender.” Alvin Toffler 

Lo que si parece cierto es que hasta hace no mucho, el conocimiento representaba el factor de mayor transcendencia para insertarse en el mercado laboral. En cambio, hoy parece no ser suficiente. Suelo decir a mis alumnos en la Facultad que todos acabarán la carrera con el título debajo del brazo, por tanto, no les servirá para diferenciarse. Es decir, la titulación como la hemos entendido esta dejando de ser un verdadero elemento determinante. Cuando el conocimiento se ha socializado a pasos agigantados, y sin duda, internet y las nuevas tecnologías de la información lo han acelerado, las competencias, habilidades y actitudes se convienen en el elemento clave. Por ello se entiende que las empresas enfoquen su selección a estos aspectos. Son conscientes de que lo determinante no es el conocimiento previo, que se supone en muchos casos, y sobre el que hay un gran margen de actuación a través de la formación, sino que son las habilidades y actitudes lo que presentan nuestra mejor marca personal.

La empleabilidad se manifiesta de muchas maneras:
  • Asumiendo que la capacidad de aprender es más que una habilidad, es la herramienta que nos va a permitir estar preparado en el momento adecuado.
  • Siendo consciente de la importancia que supone trabajar aportando lo mejor de uno: su conocimiento, su compromiso, su iniciativa y su flexibilidad.
  • Comprendiendo que la adaptación no sólo es necesaria, es un requisito que se debe afrontar con solvencia y máxima atención.
  • Desarrollando una idea que se transforma en una oportunidad de negocio.
En el fondo la empleabilidad nos hace valiosos en todo lo que hagamos. Todo dependerá de lo que seamos capaces de aportar, del valor que nuestro trabajo represente. Ahí radica la clave de la empleabilidad. Un proceso que es permanente y continuo, en el que se basa nuestro desarrollo personal y profesional.