"Contrata la actitud y entrena la habilidad"
Atul Gawande
Las personas no son recursos, pero si
tienen recursos. Efectivamente, esta afirmación encierra todo el significado de que el capital humano en una organización es clave. Sea cual sea la perspectiva de análisis, al final se concluye que las personas son el elemento diferenciador en las empresas. Por tanto, hay que gestionar con
mucha sabiduría los innumerables recursos que las personas tienen para sacar el mayor partido de todas ellas: inteligencia, conocimientos, competencias,
habilidades, emociones, experiencias…
El entorno evoluciona muy rápidamente y las empresas (sus personas) de éxito van adaptando sus estrategias y sus organizaciones a la dinámica cambiante del mercado. Se vive en lo que se denomina entornos V.U.C.A. Es decir, entornos volatiles, inciertos, complejos y ambiguos. Por ello, no se pueden desarrollar estrategias empresariales en el siglo XXI con organizaciones y directivos del siglo XX:
- Frente a la volatilidad, hay que tener visión. No quedarse en el corto plazo, valorando la importancia del medio y largo plazo.
- Para entender los entornos inciertos, se necesita tener la información clave, y por tanto qué aspectos son vitales para seguir aprendiendo y funcionando con rapidez.
- Cuando se habla de complejidad, es vital mucha claridad, sencillez, simplificar los aspectos que son más importantes.
- Afrontar la incertidumbre, requiere personas y organizaciones flexibles. Equipos ágiles capaces de aprender y desechar lo que ya no sirve aunque en otro momento si sirvió para poder generar aprendizajes nuevos.
Ante este contexto tan exigente, las personas tienen que reinventarse como líderes y como trabajadores, gestionando tres claves fundamentales que pueden ayudar a afrontar el cambio y dejar de lado la resistencia individual:
- Las personas deben tener y sentir pasión por lo que hacen, asegurando que la competitividad de la empresa está vinculada a la competitividad de las personas. Por eso, entre los recursos con los que cuenta la persona, la actitud pudiera ser el más valioso. La actitud es nuestra energía inagotable que alimenta nuestra acción.
- Desarrollar nuevas capacidades para reinventarse cada día. Es preciso nuevas formas de hacer las cosas y aprovechar las nuevas oportunidades de crear valor, en la era de la colaboración masiva y la cooperación.
- Aflorar nuestro talento. Algunos dicen que talento es la suma de capacidad, compromiso y acción. Por eso la búsqueda de personas con talento se hace cada vez más necesaria ya que las empresas buscan ese compromiso que les permita alcanzar unos resultados superiores, tanto a nivel individual como grupal. Ya no se habla de profesionales de alto potencial sino de “personas con talento”.
Por tanto no debemos olvidar nunca esta premisa: las organizaciones son a los seres humanos, lo
que los seres humanos a las organizaciones. Es decir, entes en constante
desarrollo, con el mismo ciclo vital del ser humano, puesto que son las personas quienes las crean. La clave, entre otros aspectos, esta en que no se pueden gestionar organizaciones con premisas superadas. Se necesita una revolución en la gestión de personas, para que se conviertan en el verdadero motor de las organizaciones. Ciertamente, ésta es una nueva situación basada en el conocimiento, que convierte a las personas en el principal activo de las empresas y de las organizaciones. Dirigir organizaciones es dirigir personas, teniendo en cuenta que éstas son el centro de cualquier actividad humana, en donde será prioritario identificar el talento, contratarlo, desarrollarlo, potenciarlo, retenerlo, evaluarlo y compensarlo satisfactoriamente. Una gestión de personas que realmente crea que el principal activo de la empresa es el capital intelectual, su recurso más valioso.
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