sábado, 21 de mayo de 2016

Soñar en grande



"No hay que tener límite para la grandeza, pero hay que concentrarse en lo pequeño"
San Ignacio de Loyola


El Padre Jorge, en la magnífica película de recoge la vida del Papa Francisco, dice en una de las escenas dirigiéndose a los jóvenes que "hay que tener una pasión en la vida", añadiendo a continuación la cita de San Ignacio que encabeza esta entrada: "No hay que tener límite para la grandeza, pero hay que concentrarse en lo pequeño". Que importante es soñar, ponerse metas, objetivos retadores, pero sin olvidar el hoy, el presente, la montaña que estas subiendo, sabiendo que cuando la corones, luego viene otra... Pienso que se trata de tener una actitud personal, Pilar Jericó habla de la fuerza de tu determinación, que te permite identificar un propósito de vida y dedicar el día a día a concretarlo. Esto hace renacer esa pasión que estaba relegada y promueve que la vida se viva de otra manera. Aparece la ilusión. 

Mi hijo Manuel me contaba recientemente que el Rector Mayor de las Escuelas Salesianas en su visita a Córdoba, terminaba el tradicional "Buenos días" salesiano  invitando a los jóvenes a "soñar en alto", a lo grande, a no ponerse límites. Encontrar sentido y finalidad en la vida, intentar desarrollar al máximo el potencial de tus fortalezas y capacidades, es un elemento fundamental para llegar a conseguir lo que anhelamos, lo que soñamos, lo que nos hace feliz.

Estas reflexiones del Papa Francisco y del Rector de Salesianos me permiten traer a colación una habilidad con la que está muy relacionada. Me estoy refiriendo a la habilidad de Desarrollo y estrategia personal, que se puede definir como la capacidad de evaluar con frecuencia y profundidad el propio comportamiento, reconociendo tanto los aciertos como los errores personales, desde una autocrítica permanente. Cuando nos conocemos bien a nosotros mismos, estaremos en disposición de aprovechar mejor nuestros esfuerzos, no decaer ante nuestros fracasos y manifestarnos comprensivos con los demás.

Todo esto me lleva a destacar una faceta a tener muy en cuenta: el autoconocimiento. Dice la cita bíblica que “aquellos que se conocen a sí mismos, son sabios” (Libro de los Proverbios). Por tanto, la sabiduría del “conócete a ti mismo” consiste en vernos tal como somos, sin doblez ni engaño, siendo sinceros con nosotros mismos. Para ello es necesario aprender a descubrir nuestra misión personal, a través del autoconocimiento y saber articular una estrategia firme y eficaz. Víctor Frankl, neurólogo austríaco, autor del extraordinario libro "El hombre en busca de sentido", afirma que “nuestra misión en la vida no la inventamos, sino que la detectamos: toda persona tiene su propia misión o vocación específicas en la vida… En ellas no puede ser reemplazada, ni su vida puede repetirse. De modo que, la tarea de cada uno, es tan única como su propia oportunidad específica para llevarla a cabo”. Por eso, el autoconocimiento nos hace percibir que cada vez que obramos porque nos apetece o porque nos resulta menos costoso en vez de inclinarnos por lo que es mejor, aumenta nuestra debilidad; mientras que cada vez que actuamos conforme a nuestros valores aunque no sea lo que más nos apetece, nos hacemos más fuertes.

El diseño de la propia estrategia profesional se erige así como en una especie de salvavidas, que cualquier persona deberá tener en reserva para superar las tormentas que más tarde o más temprano pero con certeza, pueden invadir sus territorios personales. Es imprescindible valorar adecuadamente  el diseño de la propia estrategia personal. Hay dos alternativas opuestas: ejercer el gobierno desde la propia trayectoria personal y profesional, o dejarse llevar por las circunstancias o deseos de los demás. Para ello es decisivo desarrollar una actitud necesaria para darse cuenta de que los logros de una vida llena de plenitud y felicidad no están relacionadas con el tener.

Mi reciente participación en la fabulosa prueba de los 101 KM 24H de la Legión en Ronda (la imagen de la entrada está tomada allí), me hace valorar aún más la importancia de que la determinación y el soñar en grande, te hace llegar más lejos. Una experiencia fantástica. Cuando uno lo da todo no debe haber cabida a la frustración, aunque no se termine la prueba. Ni aquellos que por segundos no entraron en el tiempo máximo (24 horas) ni aquellos otros que tuvieron que abandonar por cualquier motivo. La grandeza está en la entrega.

Soñar en grande hace que valoremos menos las palabras, que se las lleva el viento, y valoremos más los buenos hábitos que nos perfeccionan como personas. Para concluir, y siguiendo a Mario Alonso Puig, que resume magistralmente el sentido de soñar en grande:
Lanza tu corazón que el resto lo seguirá. Pero no basta lanzar el corazón. Tienes que tener una estrategia. Un plan de acción. No has de buscar el plan de acción ideal. El mejor plan de acción es el que se ejecuta. Un plan de acción. Una descripción de lo que vas a hacer. Y actúa en pequeño. Poco a poco. Pero cada paso que des en tu vida, hazlo pensando que te va a llevar a tu sueño y verás como el futuro te elevará en el presente.”

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