lunes, 1 de julio de 2013

Desarrollar habilidades: una oportunidad para mejorar



"Sé amable con todos, sociable con muchos, íntimo con pocos, amigo de uno y enemigo de nadie"
Benjamin Franklin

Un tema apasionante del que hoy nos ocupamos. Ya hemos tratado el tema de las habilidades en otras ocasiones, como cuando nos referíamos a éstas como un componente destacado en la fórmula de la actitud. Entonces decíamos, siguiendo a Kuppers, que los conocimientos son importantes pero no suficientes, que necesitamos las habilidades para ponerlos en valor. Pero lo que realmente cuenta en lo que la persona llega a ser es la actitud, por eso no suma, sino que multiplica.

Efectivamente las habilidades son un componente fundamental en lo que hacemos y lo que logramos. Me gusta identificarlas como una oportunidad para mejorar. En el ámbito laboral, las habilidades personales y directivas se constituyen en una verdadera palanca que toda persona debe poseer y que su desarrollo le impulsa a desplegar su verdadero potencial de liderazgo personal.

¿Qué hacen las empresas respecto a las habilidades? Pienso que ésta es una asignatura pendiente. Las empresas han estado décadas considerando el conocimiento como el paradigma determinante. Se seleccionaba por el conocimiento que se acreditaba no por la capacidad de aplicarlo. En este aspecto es relevante cómo en  la Administración Pública el conocimiento concreto en un temario se ha convertido en casi el único instrumento de selección, obviando de forma abrumadora otros elementos decisivos, como las habilidades y las competencias.

Afortunadamente las cosas están cambiando. Las empresas comienzan a seleccionar por competencias, se valoran los aspectos actitudinales. Se vislumbra un mayor reconocimiento a las habilidades personales y directivas. Recuerdo hace más de 25 años cuando estudiaba Empresariales. Las habilidades apenas formaban parte del acervo de conceptos que utilizábamos. Hoy Habilidades de Dirección es una asignatura obligatoria en el Plan de Estudios de muchas carreras universitarias.


La importancia que las habilidades personales y directivas encierran radica en que permiten identificar ámbitos de mejora para aquellas personas que consideran que no las han desarrollado suficientemente. Así mismo para otras puede servir de permanente recordatorio para el que, aún con el convencimiento de que se dispone de amplia experiencia, siempre se puede avanzar, mejorar, perfeccionar.

Desarrollar habilidades nos da confianza en lo que hacemos, ampliamos nuestra zona de seguridad, la siempre fascinante zona de confort, aquella en la que nos sentimos seguros, confiados, en la que los hábitos, aquel comportamiento que repetimos sin apenas esfuerzo ni raciocinio, y que generalmente aprendemos, se afianzan. Lo que me parece más interesante es que a través de las nuevas habilidades que aprendemos o desarrollamos se amplían nuestros límites y, por tanto, nuestro potencial.

Pero, ¿a que nos referimos con el concepto habilidad? El siempre rico castellano nos muestra algunas acepciones que nos interesan:
  • Grado de competencia de una persona frente a un objetivo determinado.
  • Aptitud innata o desarrollada.
  • Destreza para ejecutar una cosa o actividad.
El Diccionario de la Real Academia Española define habilidad como la "capacidad y disposición para algo". Pues bien, en las empresas esa capacidad y disposición para hacer se convierte es una parte fundamental para el desempeño laboral. Las empresas necesitan personas con capacidad y disposición para desarrollar las múltiples funciones que deben realizarse eficazmente. Así nos encontramos con diferentes clasificaciones de habilidades:
  • Habilidades personales, aquellas que hacen referencia a nuestro ámbito personal, en donde la autodirección marcará nuestro comportamiento. Aquí encontramos habilidades tan importantes como la toma de decisiones, nuestra capacidad de aprender, la gestión del tiempo, nuestra inteligencia emocional y la gestión del estrés, la estrategia y desarrollo personal, el desarrollo de la visión, la automotivación, etc.
  • Habilidades con otras personas, aquellas que se refieren a nuestra relación con los demás. Por ejemplo, destacan en este grupo de habilidades, la comunicación, una habilidad fundamental, que me gusta referirme a ella como "transversal", pues ¿qué hacen las personas que no sea a través de la comunicación?; la negociación, el trabajo en equipo, la asertividad, la gestión del jefe, la resolución de conflictos, etc.
  • Habilidades de dirección de personas. Finalmente este grupo de habilidades son las que mayormente se han identificado con las habilidades directivas, puesto que hacen hincapié precisamente en eso, en la capacidad de dirección de otras personas. Podemos incluir en este grupo a la motivación, el desarrollo de personas, el coaching, la gestión del talento, y por supuesto, el liderazgo, entendido como un proceso de influir en las personas y apoyarlas para que trabajen con entusiasmo en el logro de objetivos comunes.
Desde esta perspectiva, el enfoque que están tomando las habilidades directivas en la actualidad encaja mejor con personas generosas, llenas de confianza, creadoras de proyectos donde todos crecen y están dispuestas a ponerse al servicio de los demás.

Para desarrollar las habilidades podemos trabajar en los siguientes ámbitos:
  1. Mejorar nuestro autoconocimiento, aquel que nos permitirá descubrir puntos fuertes y puntos débiles.
  2. Desarrollar una estrategia personal que nos facilite identificar y definir nuestros objetivos personales.
  3. Aprender métodos de trabajo que faciliten nuestro desarrollo profesional.
Para terminar, las empresas deben ser conscientes que los determinantes del desempeño laboral responden a los siguientes parámetros:
Desempeño laboral es el resultado de la  habilidad y la motivación, donde habilidad sería el producto de la aptitud (habilidades y destrezas innatas que la persona aporta a un trabajo), la práctica constante y los recursos técnicos disponibles (nuestros conocimientos) y finalmente la motivación es el deseo y el compromiso por conseguir algo. 
Por tanto, podemos concluir destacando la importancia estratégica que para las empresas y las personas tiene el desarrollar habilidades, una oportunidad de mejorar los resultados, de alcanzar los objetivos propuestos, de ampliar nuestra zona de satisfacción personal.

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