"Donde hay una empresa de éxito, alguien tomó una vez una decisión valiente"
Peter Drucker
La crisis económica en España está permitiendo valorar nuevamente la importancia estratégica que el empresario tiene en las economías modernas. Como en tantos otros procesos humanos, las situaciones tienen que ir mal o muy mal para que fijemos la vista en actitudes valientes, muchas veces minusvaloradas o incluso vilipendiadas. La función del empresario es una de ellas. Cuántas veces hemos escuchado opiniones que cuestionaban la función social que realizaban. Hoy, a comienzos del 2013, año en el que hay puestas tantas esperanzas de que pueda ser el año del inicio de la recuperación económica, es obligada una referencia especial a un factor que se presenta fundamental para un futuro que queremos alentador para la economía española. Me refiero al emprendimiento, y personalizando esa función, al emprendedor. Por eso el título de esta entrada quiere rendir tributo y homenaje a quien venciendo al miedo y al vértigo personal, da el paso adelante tomando una decisión encaminada a crear una empresa. Elogio del emprendedor quiere ser una reflexión sobre la importancia que tiene en la economía y sociedad española la existencia de una cultura que favorezca las iniciativas emprendedoras. Por eso se habla ya en muchos foros de la necesidad de favorecer una sociedad emprendedora.
El concepto emprendedor se define en la RAE como aquella persona "que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas". A su vez "emprender" se define como "acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro." El término anglosajón entrepreneurship enriquece el concepto significando “talento, habilidad y capacidad que tiene una persona para crear una empresa”.
En el contexto actual, se denomina emprendedor a aquella persona que sabe descubrir, identificar una oportunidad de negocio, decide organizarla, conseguir los recursos necesarios para comenzarla y luego llevarla a su realización. La situación de la economía española exige que una de las prioridades de su gestión sea apoyar las iniciativas empresariales viables. Para ello debe afianzarse la necesidad de promover el espíritu emprendedor y la iniciativa individual como vías para alcanzar el crecimiento económico y el desarrollo de la sociedad.
El emprendimiento se debe fomentar desde la escuela. Los niños y jóvenes deben aprenderlo como fuente de innovación, de crecimiento económico y generación de empleo. El emprendedor es una persona que, precisamente buscando mejorar su condición de vida, mejora la de otras personas. Innovando y asumiendo el riesgo y la incertidumbre que tal actitud conlleva, los emprendedores desarrollan una labor ética y económica de enorme importancia. Pienso que la visión peyorativa que han podido tener en algunas sociedades viene asociada a que son personas que les mueve la búsqueda del propio interés. Es un error tal consideración puesto que ese interés propio, lógico porque como persona necesita unos ingresos que le permitan vivir dignamente, generará beneficios a la sociedad, y por tanto, a otras personas.
Me gusta la idea que relaciona al emprendedor con la de innovador. Puesto que se trata de ofrecer cosas nuevas, productos nuevos, servicios distintos. Se trata de hacer algo distinto que el mercado lo considere atractivo e interesante. Por tanto, en la raíz del nuevo negocio debe estar el proceso de innovación. Esto es fundamental. En algunos casos, se ha echado la culpa de la falta de la cultura del emprendimiento a la escasez de ayudas, de financiación. Creo que la cuestión más importante del emprendedor es su capacidad de identificar bien el negocio, con independencia de que las ideas y proyectos que tenga, sean muy buenas. La gran virtud del emprendedor es su visión de percibir el negocio en una idea, una innovación o una nueva utilidad. Por eso es tan importante en el emprendedor la decisión, la voluntad, la persistencia y la constancia. Por ello, insisto que el desarrollo de habilidades emprendedoras sería una cuestión a valorar en la educación obligatoria.
Esta última cuestión, la del desarrollo de las habilidades emprendedoras, está muy vinculada a las habilidades personales que todos, emprendedores o no, debemos desplegar. Este tema lo hemos comentado en otras ocasiones, la necesidad de que las personas sepamos adaptarnos convenientemente al entorno y a la realidad en la que vivimos, y esa adaptación pasa también por comportarnos como emprendedores en todos los ámbitos, especialmente en las empresas. Es decir, estamos hablando de que es necesario fomentar un espíritu emprendedor, una sociedad emprendedora, que nos lleva a estar permanentemente orientado por la búsqueda de oportunidades y no conformarnos simplemente con los recursos que tenemos en cada momento. En mi opinión esta es la clave. Peter Drucker, fundador del Management, nos dice refiriéndose a ese asunto “pensar y evaluar las decisiones de hoy para obtener los resultados de mañana”.
Se ha escrito mucho sobre cuál es el perfil del emprendedor, sobre cómo deben ser estas personas. Así se habla de rango de edades idóneas, de personas con ideas propias, con propensión al riesgo, que sean relaciones públicas, con iniciativa, experiencia, etc. En cambio, participo de la opinión que apunta a una cuestión de actitud. Volvemos a las actitudes... Efectivamente, en la actitud personal y vital deberemos encontrar las respuestas. Pero como en tantas otras habilidades, esta actitud emprendedora se aprende, de ahí la importancia de que las escuelas se ocupen también de enseñar la importancia del emprendimiento en el desarrollo de sociedades dinámicas. De cara al futuro, más nos vale descubrir que del emprendimiento depende nuestra salida de la crisis y del bienestar a largo plazo.
Hay un aspecto que valoro especialmente en el emprendimiento. Me estoy refiriendo a que es un impulsor del cambio. Son por tanto, agentes de desarrollo económico y de innovación. Parece claro, por tanto, la necesidad de fomentar el espíritu emprendedor en una sociedad. Y esa estrategia general pasa necesariamente por favorecer el proceso de que las ideas innovadoras se materialicen en oportunidades de negocio reales. Para ello se necesita simplificar trámites administrativos, eliminar trabas burocráticas, suprimir barreras de entrada a los mercados. Además se pueden utilizar instrumentos financieros adecuados, una política fiscal singular y especial para emprendedores, como por ejemplo, el no tener que tributar hasta que se generen ingresos o beneficios, según el caso. Igualmente sería interesante proponer el pasaporte del emprendedor, con la finalidad de atraer talento y emprendedores extranjeros. Todo será bueno para ayudar en esta estrategia global de incentivar la actividad empresarial a través del emprendimiento.
Que razón tenía Emerson, el gran filósofo americano, cuando afirmaba que “El elemento que más batallas ha ganado al ser humano a lo largo de la historia es el miedo”. El espíritu emprendedor se simboliza en personas que han superado y vencido ese miedo que nos bloquea y paraliza, que han superado el vértigo de dar el salto hacia emprender sueños (empresas). Pasar de la idea a la propuesta innovadora, y de esta al emprendimiento necesario para hacerla crecer hasta transformarla en una oportunidad en el mercado capaz de añadirnos valor y utilidad a las personas, debería ser una actividad "a proteger", que en los tiempos actuales resulta imprescindible. Por todo ello, reitero mi admiración y elogio al emprendedor...
Que razón tenía Emerson, el gran filósofo americano, cuando afirmaba que “El elemento que más batallas ha ganado al ser humano a lo largo de la historia es el miedo”. El espíritu emprendedor se simboliza en personas que han superado y vencido ese miedo que nos bloquea y paraliza, que han superado el vértigo de dar el salto hacia emprender sueños (empresas). Pasar de la idea a la propuesta innovadora, y de esta al emprendimiento necesario para hacerla crecer hasta transformarla en una oportunidad en el mercado capaz de añadirnos valor y utilidad a las personas, debería ser una actividad "a proteger", que en los tiempos actuales resulta imprescindible. Por todo ello, reitero mi admiración y elogio al emprendedor...
A modo de curiosidad, les dejo para finalizar, un artículo que me publicaron hace 25 años en el Diario Córdoba (29-01-1988), que era el primero de una serie de cinco artículos dedicados al Capital Riesgo. Se titulaba "Una aproximación histórica al Descubrimiento de América" y me centraba en el proceso que hizo posible dicha gesta histórica, y que indudablemente, tuvo mucho que ver con la presencia de un innovador, un visionario, un emprendedor: Cristóbal Colón.
Ando dando mis primeros pasos como emprendedor, y puedo decir que mi afán por continuar (a pesar de que el camino es duro), es el estar en sitios en los que nadie ha estado, ser el aventurero que descubre que hay algo más allá del horizonte al que todos se limitan a ver, y es gratificante para uno mismo el suscitar a los demás que los horizontes nunca acaban.
ResponderEliminarGracias por el comentario. Que interesante lo que dices. Y que importante lanzarse, superando el vértigo que nos paraliza, a descubrir hasta dónde somos capaces de llegar. El emprendimiento es una actividad que proyecta nuestro yo más completo. Enhorabuena por tu iniciativa.
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