sábado, 1 de diciembre de 2012

A propósito del talento



La literatura actual del management utiliza de forma abrumadora el concepto del talento. La guerra por el talento, la gestión del talento, la búsqueda del talento... Se dice que las empresas para hacer frente a la competencia, a los cambios continuos, a los retos de un mercado cada vez más exigente necesitan retener y buscar el talento en los directivos y trabajadores. Pero ¿a que se están refiriendo? 

Si acudimos al Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua se define talento como la persona inteligente o apta para determinada ocupación; inteligente, en el sentido que entiende y comprende, y que tiene la capacidad de resolver problemas dado que posee las habilidades, destrezas y experiencia necesaria para ello; apta, en el sentido que puede operar competentemente en una determinada actividad debido a su capacidad y disposición para el buen desempeño de la ocupación.

Por tanto, podemos decir que el talento en las personas implica un "conjunto de conocimientos, habilidades, capacidades, motivaciones y actitudes puestas en práctica por una persona comprometida con una empresa".

A propósito del talento, nombre que doy a esta entrada, me parece especialmente relevante un aspecto que muchas veces no valoramos suficientemente. Me estoy refiriendo al efecto atracción que las empresas con mayor reconocimiento realizan sobre las personas con talento y viceversa. Es decir, personas con talento que son atraídas por empresas de prestigio. Esta circunstancia nos hace pensar que estamos ante un fenómeno de gran interés, que los jóvenes estudiantes y futuros profesionales deberían valorar suficientemente. Las empresas buscan y reconocen el talento, por tanto, quieren seleccionar talento, es decir, potencial.

Por su parte, Pilar Jericó, en su conocido libro "La nueva gestión del talento" se refiere al talento como aquella persona cuyas capacidades están comprometidas a hacer cosas que mejoren los resultados en la empresa. Hay una fórmula que Pilar Jericó utiliza para definir el talento que me parece especialmente interesante y oportuna:

Talento = Capacidades (Conocimientos y habilidades) + Compromiso + Acción

Es interesante detenerse en describir el gráfico que arriba se muestra sobre la construcción del talento. Partimos de las capacidades, entendidas como el conjunto de conocimientos adquiridos, la experiencia acumulada así como las habilidades que despliego en mi desempeño laboral. Todo esto representaría el "puedo" hacer algo. El segundo elemento de la fórmula del talento estaría formada por el compromiso, que viene a ser el "quiero" hacer. Sin el necesario compromiso el talento no será reconocido. Finalmente hay que ponerse en acción. El talento sin capacidad de acción se queda en nada, porque no "consigo" lo que pretendo, por eso, debemos recurrir nuevamente a la motivación, que es lo que nos hace movilizarnos. El directivo, el trabajador sin capacidad de hacer, de acción es un activo sin valor, por tanto será un profesional sin potencial. Y será prescindible. 

Además, el Modelo de Pilar Jericó nos muestra situaciones intermedias muy interesantes. Las capacidades y el compromiso sin la necesaria acción no alcanzamos nuestros propósitos. Te quedas dormido., tirando la toalla a la primera de cambio. El compromiso y la acción sin las capacidades estamos ante buenas intenciones, pues los esfuerzos son fallidos y erráticos. Damos “palos de ciego”. Finalmente, las capacidades y la acción sin compromiso se reducen a intentos sin fuerza ni perseverancia. Aparece la desmotivación. Sin motivación no hay proyecto alguno que podamos afrontar.

Al final el talento no parece tan complejo ni complicado. Es un concepto básico para las empresas y para las personas.  En definitiva, capacidades, compromiso, acción... son conceptos que se pueden aprender, aplicar, practicar e incorporar a nuestras tareas personales y profesionales. Lo importante es que se conviertan en  prácticas habituales. En adquirir patrones de comportamiento eficaces y de incorporarlos e integrarlos en nuestras conductas. De nuestra capacidad de aprender dependerá que tomemos lo mejor de la experiencia ajena, a modo de benchmarking personal y convertirla en propia. O al menor tener la conciencia de que vamos mejorando en nuestro desempeño. 

En lo personal, interpreto el talento como la capacidad con la que cuentan las personas para resolver problemas inteligentemente, aplicando todas sus habilidades, conocimientos, destrezas, experiencias y aptitudes, comprometidos en el progreso personal y de la organización en la que trabajan. Lo visto hasta ahora sobre el talento nos presenta un concepto lleno de riqueza y potencial. 

Para terminar me pregunto desde la perspectiva del talento, ¿que buscan actualmente las empresas en sus trabajadores? Yo creo que la respuesta a esta pregunta nos explica verdaderamente la importancia que la búsqueda del talento tiene en las empresas:

  • Capacidad de comunicación, entendida como una habilidad transversal que afecta a todo el desempeño de una persona. 
  • Adaptabilidad, entendida como la capacidad de adaptarnos a los continuos cambios del entorno.
  • Capacidad de resolución de problemas, entendida como la eficacia y agilidad para dar soluciones a problemas detectados, emprendiendo las acciones correctoras necesarias con sentido común e iniciativa.
  • Capacidad de controlarse a si mismo, entendida como la capacidad de pensar con claridad y concentración a pesar de las presiones, 
  • Automotivación, entendida como la capacidad para trabajar y utilizar nuestro potencial para conseguir los propósitos marcados,
  • Eficacia grupal e interpersonal, consistente en nuestra facilidad de cooperar con otras personas y de trabajar en equipo.
  • Eficacia dentro de la organización, medida en nuestro grado de compromiso a trabajar activamente.
  • Potencial de liderazgo, que podemos considerar como la capacidad de conducir a la empresa hacia los objetivos deseados con satisfacción de los seguidores.
El talento buscado por las empresas que se manifiesta en esta lista de cualidades debe ser correspondida. Para ello, y pensando en que el talento crezca y se desarrolle en la empresa, esta debe reconocerlo y utilizarlo adecuadamente. Si no es así se corre el riesgo de que se marche. Se debe empezar con una compensación adecuada, una relación basada en la confianza y el compromiso y en saber encontrar sentido al trabajo realizado. De esta forma el talento es garantía de desempeños excelentes.

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