lunes, 12 de noviembre de 2012

En el XXV aniversario del Decálogo de ética empresarial.





"Ojalá continuéis un "pensamiento crítico" personal sobre la sociedad y la empresa en la que prestéis vuestros servicios"
(de la Carta dirigida a la XX promoción de ETEA)
Vicente Theotonio Cáceres, Jesuíta y profesor de ETEA
En homenaje emocionado a su palabra y testimonio.


Fue hace 25 años cuando en el acto de fin de carrera de la XX promoción de ETEA, la promoción de la que formaba parte, proclamamos el Decálogo de Ética Empresarial elaborado por los alumnos. Guardo un muy grato recuerdo de los días previos en los que perfilábamos la redacción definitiva, poniendo en común los argumentos y propuestas.

Al cabo de tanto tiempo, me enorgullezco de haber pertenecido a una promoción que al acabar los estudios tuviéramos la suficiente sensibilidad como para aventurarnos a elaborar un compromiso ético, un decálogo de ética empresarial. Eso dice mucho también del centro educativo y de sus profesores.

En 1987 existía una importante preocupación por el desarrollo de la empresa en el seno de la sociedad y bajo qué comportamientos se debía producir. Así se consideraban una serie de factores como fundamentales que han impulsado la preocupación por la ética empresarial:
  • Un profundo cambio en los procesos de decisión en la empresa.
  • El imparable y cuestionable fenómeno de la globalización.
  • La insuficiencia del derecho y la pérdida de peso del Estado en el conjunto de la economía.
  • El protagonismo creciente de la empresa en el desarrollo económico y social.
  • El respeto de la dignidad humana del trabajador.
En este sentido, Idelfonso Camacho refiriéndose a la ética empresarial dice que "su desarrollo obedece a distintos factores recientes. El más llamativo es sin duda el ya mencionado de los escándalos financieros, algunos muy sonados. Pero más profundamente ha influido también un avance en la consideración de la empresa: del modelo tradicional de la unidad de producción, muy marcado por los conflictos capital-trabajo y sus repercusiones sobre toda la vida social, se va pasando al de la organización o conjunto de personas que se coordinan para alcanzar unos fines. Un último factor que es obligado tener en cuenta es la creciente globalización de la economía actual, acompañada de una fuerte desregulación: esa libertad económica cuasi ilimitada exige como contrapartida que los agentes económicos asuman algunos valores éticos para que dicha libertad no lleve a una lucha sin cuartel que sólo beneficie a los más fuertes."

Efectivamente, se abordan los aspectos clave que en la actualidad la ética empresarial impone en los comportamientos de los diferentes agentes:
  1. Como respuesta a los excesos y abusos. Este aspecto, me parece triste por doble motivo, por lo que lo provoca, comportamientos humanos sometidos a la corrupción y a la falta de profesionalidad, y por que la respuesta es reactiva. Prefiero los comportamientos éticos proactivos, resultado de decisiones personales basadas en el respeto de las personas.
  2. La empresa es considerada como centro en donde se debe trabajar en la consecución de objetivos comunes. La empresa cumplirá su fin cuando sea sostenible a largo plazo, y esto que debe ser asumido, es una responsabilidad de todos los que forman parte de ella. 
  3. La globalización entendida no como un mal que ha traído el capitalismo, sino como un proceso que debe generar el bien a toda la humanidad. No comparto las críticas contra la globalización como causante de la crisis económica y sus efectos. 
  4. La fuerte desregulación no debe ser utilizada para que favorezca a unos, los que ostentan el poder, frente a los trabajadores. Pero esto no nos debe llevar a considerar la desregulación como algo malo en sí, o es que no es una realidad que las relaciones laborales y económicas han ido evolucionando desde planteamientos muy proteccionistas a otros donde la libertad y la flexibilidad son variables obligadas en el contexto en el que se desarrolla la economía. Negar esto es ponerse una venda en los ojos.

Con estos antecedentes, podemos definir la ética empresarial como el conjunto de valores, normas y principios reflejados en la cultura de la empresa para alcanzar una mayor sintonía con la sociedad y permitir una mejor adaptación a los distintos entornos en condiciones que supone respetar los derechos reconocidos por la sociedad y los valores que ésta comparte.

La ética empresarial, como la propia gestión de la organización, tiene un doble enfoque, hacia dentro de la empresa y hacia fuera, a su entorno. El interno, siempre menos valorado, incluye aspectos tan importantes como el promover la verdad y confianza entre los empleados, el respeto a la diversidad, el establecimiento de un salario justo y digno, el respeto de la seguridad en el trabajo, a la privacidad, etc. Por otra parte, el externo, más considerada y valorada, se basa en el mantenimiento de relaciones basadas en la honestidad con todos los agentes externos de la empresa, el ofrecer una calidad y seguridad del producto ofrecido al mercado, garantizar una justicia con los inversores, así como el atender y cumplir adecuadamente con la responsabilidad social.

Por todo lo anterior, recordar a aquel Decálogo de ética empresarial, 25 años después, en el contexto de la grave crisis económica que padecemos, cobra un valor renovado, puesto que de crisis de valores estamos hablando, ese decálogo incorporaba unos valores que desgraciadamente son los que se echan en falta en muchos comportamientos de la sociedad actual. Ciertamente la ética empresarial constituye un elemento de especial importancia en las sociedades modernas. Tan importante como aquel junio de 1987 donde ilusionados un grupo de 60 alumnos aprobábamos el siguiente referente ético en nuestra futura actividad profesional.


DECÁLOGO DE ÉTICA EMPRESARIAL
XX PROMOCIÓN ETEA 1982-1987
1º. Pondremos nuestra capacidad profesional al servicio de la empresa y de las personas vinculadas a ella, con independencia de que el fin sea lucrativo a no.
2º. Tendremos en cuenta que el fin último de la empresa es el servir a la sociedad.

3º. Seremos emprendedores e innovadores manteniendo una preocupación permanente por estar al día en todos los campos de la profesión. 
4º. Seremos responsables en todas las decisiones. 
5º. No aprovecharemos la situación de la empresa para obtener un beneficio personal a costa de los demás. 
6º. Respetaremos la dignidad de las personas, y facilitaremos la máxima participación. 
7º. Estaremos abiertos a las opiniones de los demás, respetándolas y valorándolas. 
8º. Facilitaremos toda información necesaria, pero guardaremos siempre el secreto profesional. 
9º. Actuaremos dentro del respeto a la legalidad vigente. 
10º. Huiremos del autoritarismo, de los privilegios y de cualquier forma de discriminación.



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