domingo, 16 de diciembre de 2012

Afilar la sierra


"Nada te puede traer paz más que tú mismo." 
Ralph W. Emerson



Dedicado a mi hermano Carlos, a quien en estos meses, el afilar la sierra habrá sido una tarea fundamental.


Del libro "Los siete hábitos de la gente altamente efectiva" de Stephen Covey, hay un hábito, el séptimo y último, que desde que leí el libro siempre me ha parecido especialmente sugerente. Acabar una propuesta sobre hábitos que te conducen a la mejora y efectividad, entendida como un equilibrio entre la eficacia y la eficiencia personal, apelando a la renovación de uno mismo, es decir, a la persona en sí misma, me parece un gran acierto. 

Un hábito es el comportamiento repetido de una persona regularmente que requiere de un pequeño o ningún raciocinio y que es aprendido más que innato. Suele decirse de los hábitos que están en la combinación de tres elementos que se solapan: el conocimiento, las habilidades y la actitud. El conocimiento nos indica qué hacer y por qué. Las habilidades  nos enseñan cómo hacer las cosas. La actitud es la motivación, sus ganas de hacerlas. Para convertir un comportamiento en un hábito, necesitamos de los tres elementos.

Con estos antecedentes, nos vamos a centrar en esta entrada en el hábito que Covey llama metafóricamente Afilar la sierra, que se convierte en un instrumento fascinante para saber afrontar los propósitos que nos planteamos en nuestra vida. Covey inicia la explicación del séptimo hábito con la historia de un leñador que se encuentra tan inmerso en su trabajo de cortar árboles que olvida que dedicar unos minutos a afilar su sierra le haría ahorrar muchas horas de esfuerzo. ¡Cuántas veces nos pasa eso a nosotros¡ Afilar la sierra implica idear un programa personal, equilibrado, global, de vida para la renovación en determinadas áreas fundamentales. La historia del leñador nos propone una reflexión personal sobre lo que somos y lo que queremos. Dice así:
—¿Qué está usted haciendo? —le pregunta.
—¿No lo ve? —responde él con impaciencia—. Estoy cortando este árbol.
—¡Se le ve exhausto! —exclama usted—. ¿Cuánto tiempo hace que trabaja?
—Más de cinco horas, y estoy molido. Esto no es sencillo.
—¿Por qué no hace una pausa durante unos minutos y afila la sierra? —pregunta usted—. Estoy seguro de que cortaría mucho más rápido
—No tengo tiempo para afilar la sierra —dice el hombre enfáticamente—. Estoy demasiado ocupado aserrando.

Afilar la sierra consiste en tomarse tiempo para uno mismo. Es usar la capacidad que tenemos para renovarnos física, mental y espiritualmente. Es lo que nos permite establecer un balance entre todas las dimensiones de nuestro ser, a fin de ser efectivos en las diferentes actividades que desempeñamos en nuestra vida. Covey considera que saber tomarse tiempo engloba e influye en los otros seis hábitos que completan su propuesta. Veamos cuáles son el resto de hábitos sobre los que afilar la sierra influye de forma determinante:
  • Primer hábito: Sea proactivo. Nos da la libertad para poder escoger nuestra respuesta a los estímulos de lo que nos rodea. En esencia, es lo que nos permite afirmar que somos los arquitectos de nuestro propio destino.
  • Segundo hábito: Comenzar con un fin en mente. Hace posible que nuestra vida tenga razón de ser, pues la creación de una visión de lo que queremos lograr permite que nuestras acciones estén dirigidas a lo que verdaderamente es significativo en nuestras vidas. 
  • Tercer hábito: Poner primero lo primero. Permite liberarnos del problema de lo urgente para dedicar el tiempo a las actividades que verdaderamente dan sentido a nuestras vidas. Saber poner primero lo importante nos afianza el camino que nos lleva a conseguir nuestra visión.
  • Cuarto hábito: Pensar en ganar/ganar. Permite desarrollar una mentalidad de abundancia material y espiritual, pues cuestiona la premisa de que la vida es un «juego de suma cero» donde para que yo gane alguien tiene que perder. Cuando establecemos el balance entre nuestros objetivos y los objetivos de los demás podemos lograr el bien común.
  • Quinto hábito: Buscar comprender primero y después ser comprendido. Es la esencia del respeto a los demás. La necesidad que tenemos de ser entendidos es uno de los sentimientos más intensos de todos los seres humanos. Este hábito es la clave de las relaciones humanas efectivas y posibilita llegar a acuerdos de tipo ganar/ganar.
  • Sexto hábito: Sinergizar. Surge como resultado de cultivar la habilidad y la actitud de valorar la diversidad. La síntesis de ideas divergentes produce ideas mejores y superiores a las ideas individuales. El logro de trabajo en equipo y la innovación son el resultado de este hábito.


La verdad es que difícilmente estos seis hábitos son posible llevarlos a la práctica adecuadamente a nuestra vida sin la renovación personal, sin saber afilar nuestra sierra. Aquí radica su importancia. Afilar la sierra se convierte en un programa y estrategia personal que aborda las grandes dimensiones de la naturaleza humana. Son las siguientes:

  • Dimensión física: Hace referencia a nuestro cuerpo. Debemos mantener una buena alimentación así como realizar ejercicio físico para conseguir un estado de salud que nos proporcione flexibilidad, resistencia y fuerza para atender nuestras actividades, nuestra familia, nuestra aficiones, etc. Aquí podemos destacar las siguientes actividades: hacer deporte y actividad física de forma regular, alimentase de forma saludable y equilibrada, respetar el descanso que necesitemos, no consumir drogas ni alcohol, etc. La práctica del yoga puede ser una alternativa muy interesante al combinar el ejercicio físico con la relajación.
  • Dimensión mental: Hace referencia a nuestro desarrollo mental y nuestra disciplina para el estudio.  Algunas actividades interesantes de esta dimensión serían nuestra capacidad de construir  metas a corto y largo plazo, planificar y evaluar la estrategia a seguir, tener una sana autoestima en quien somos y lo que somos, tener conciencia de lo que hago y porqué lo hago, etc. 
  • Dimensión social: Se trata de cultivar las relaciones sociales. En esta dimensión se pueden incluir las siguientes actividades: pertenecer a una asociación, a una ONG, asistir a actividades culturales, construir relaciones personales enriquecedoras, preocuparse de los demás, practicar la solidaridad, ser optimista y respetuoso con lo que los demás piensan y opinan, practicar la escucha activa, etc.
  • Dimensión emocional: Conocernos bien nos permitirá afilar la sierra eficazmente. El autoconocimiento es básico para desplegar adecuadamente nuestras capacidades. En este sentido debemos aprender a diferenciar las causas de la tristeza, frustración y desilusión que encontramos en la vida para que nos ayude a manejar mejor nuestra salud emocional. Estar al tanto de nuestras emociones y reacciones y tratar de entenderlas. Para avanzar en esta esta dimensión debemos aprender a expresar nuestros sentimientos de forma adecuada, pensar antes de actuar, gestionar nuestro tiempo adecuadamente para que podamos hacer aquello que nos hace disfrutar. Finalmente, algo que considero fundamental: concentrar la atención en las cosas positivas que tenemos en nuestra vida y no en lo negativo o lo que no es tan bueno. 
  • Dimensión espiritual: Trabajar esta dimensión nos reporta sentido a nuestra propia vida. Cuando dedicamos tiempo a sumergirnos en el centro nuestra vida, ese centro se despliega y nos renueva. A todo esto nos ayuda buscar momentos para el encuentro con uno mismo y con Dios, trabajar nuestra vida interior, practicar la reflexión, dedicar un tiempo diario a la lectura espiritual, etc. 
Estas dimensiones están interrelacionadas, por tanto se complementan. Lo que hacemos en una dimensión para “afilar la sierra”, impactará positivamente en las demás. Si se trabajan equilibradamente todas las dimensiones, dedicándole algún tiempo cada día, se irán convirtiendo en hábitos que darán su fruto en nuestra vida. Conseguirlo toma tiempo y esfuerzo. Después de todo, son los hábitos en los que se han traducido sus actitudes y expectativas, los que verdaderamente diferencian a unas personas de otras. 

La aplicación de afilar la sierra en la empresa es muy importante. Veamos algunas cuestiones prácticas que benefician claramente a la empresa:
  • Creer en lo que hacen. La empresa necesita trabajadores convencidos y comprometidos con su tarea.
  • Estar dispuesto al cambio. Las empresas están en continua adaptación al entorno, por lo que será fundamental contar con personas dispuestas al cambio.
  • Favorecer un clima favorable y disfrutar con lo que hacemos. La empresa es un espacio que deberá cultivar valores y objetivos comunes. Contar con trabajadores que "sumen", que arrimen el hombro será una cuestión fundamental en cualquier política de empresa.
  • Pertenencia a un grupo de trabajo. El trabajo en equipo se ha convertido en una competencia estratégica. Saber trabajar en equipo, respetando la diversidad, participando y contribuyendo al logro colectivo es un elemento demandado en todas las empresas.
Las personas con hábitos de efectividad son personas necesarias para formar organizaciones competitivas. Estos hábitos no sólo le sirven a la persona de manera individual sino también le sirven para formar parte de las organizaciones. 

Michel Esparza en "Autoestima del cristiano" nos dice que la ayuda divina facilita esa dimensión espiritual, "para lo que hace falta querer, saber y poder, es decir, buena voluntad, formación y capacitación". La dimensión espiritual, necesaria en nuestro afán de afilar la sierra diariamente, "es necesaria para fortalecer nuestra voluntad, iluminar nuestro entendimiento y curar nuestra incapacidad."

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