“La innovación es lo que distingue a un líder de los demás”
Steve Jobs, creador de Apple.
Quienes me conocen me habrán oído decir la
frase que he utilizado para dar título a esta entrada: la creatividad
al poder. La suelo utilizar cuando preciso argumentar la necesidad de que no
limitemos nuestras posibilidades. Mis hijos, alumnos y compañeros de trabajo me la han escuchado en alguna ocasión. Y es que la
creatividad de las personas es un elemento fundamental que no debemos
arrinconar. España ya lo hizo hace décadas ("Que inventen ellos", Unamuno
dixit), que sin caer en el tópico, nos muestra la importancia que la innovación
suscitaba antaño en nuestro país.
Hablar
de creatividad e innovación en las empresas pasa
necesariamente por las personas. ¿De dónde surge la creatividad si no es de las personas? ¿Desde dónde se desarrolla la innovación si no es mediante las
personas? En el fondo, por mucho que se quiera desviar la atención, son las personas las
que aprovechan las mejoras tecnológicas adaptándolas a las necesidades de las
empresas. Y son también las personas, con sus competencias,
habilidades, actitudes y motivaciones las que desarrollan nuevas ideas al
servicio de la empresa.
Esta
es una habilidad personal de gran
transcendencia en la economía actual. Hemos dicho en otras ocasiones que el
entorno, económico y social, está sometido a grandes transformaciones, que se
aceleran los cambios sin que a veces nos percatemos o nos adaptemos
adecuadamente. Y esta aceleración está alimentada por la innovación y la
creatividad. Por tanto, se trata de una habilidad muy actual, imprescindible,
yo diría que debe ser una exigencia que no puede faltar en cualquier empresa con
verdadera visión de futuro. No es posible en los tiempos que corren plantearse
seriamente la supervivencia de una empresa sin una gestión proactiva de
la innovación y la creatividad. Y esta gestión proactiva pasa
necesariamente por crear unas condiciones que favorezcan el proceso de
innovación y creatividad, permitiendo una percepción motivadora hacia el trabajo. De esta manera se generará realmente el proceso de
aprendizaje y desarrollo profesional que facilite la creatividad. En este
sentido, reivindico una vez más la importancia estratégica de la formación en
la empresa. La formación será un aliado en la generación de la creatividad e
innovación. Veamos algunas definiciones que nos permitan acercarnos a estos
conceptos:
Creatividad. Es la capacidad de generar una idea original. La creatividad es el sustento de la invención y la innovación, es una herramienta de la innovación.
Innovación. Es el proceso en el cual a partir de una idea,
invención o reconocimiento de una necesidad se desarrolla un producto, técnica
o servicio útil hasta que sea comercialmente aceptado (Sherman Gee).
Las innovaciones
en las empresas no surgen solas, resultan de una búsqueda consciente e
intencionada de oportunidades de cambio en el seno de la organización. Lo importante
es que el proceso de innovación vaya estrechamente ligado al
aumento del capital intelectual y de las ventajas competitivas. En este sentido
se destacan algunos escenarios que facilitan el proceso de generación
de la innovación en las organizaciones. Pueden ser los siguientes:
• Las necesidades de las personas. Si se está atento a lo que piensan y sienten
los trabajadores en sus puestos de trabajo y responsabilidades, se dispondrán de buenas
oportunidades de mejora, no solo de las condiciones de trabajo, sino de los
propios procesos en los que participan.
• Los sucesos inesperados que se producen en
la empresa. Los accidentes e incidentes, los errores, e incluso los
fracasos, son magníficas oportunidades para aprender, para encontrar soluciones, rediseñar
equipos, procesos y operaciones.
• La evolución del
mercado y del entorno en general. Las expectativas de clientes actuales y potenciales han de ser
continuamente estudiadas para introducir mejoras competitivas en los productos
y procesos que los generan. La sociedad en general evoluciona y las empresas deben estar atentas a sus demandas y necesidades.
En
relación a la creatividad se han mantenido algunas creencias que
no la han beneficiado. Las empresas la han considerado
fundamentalmente como algo espontáneo y poco riguroso, cuando la verdad es todo
lo contrario. La creatividad debe sistematizarse, planificarse y gestionarse
convenientemente para que de los frutos esperados. No obstante, pienso que la
apuesta por la creatividad es otro ámbito en el que la dirección de la empresa
se “retrata”. Aquí, como en tantas otras materias, no valen medias tintas, hace falta determinación y un apoyo claro y decidido:
• La
realidad nos dice que la mayoría del trabajo creativo lo hacen personas normales y corrientes, aunque
algunas sean más innovadoras que otras. La creatividad puede estar al alcance
de todos, todo es cuestión de favorecerla. La participación será una herramienta de largo alcance.
• La
creatividad no entiende de edades.
Más bien se trata de conjugar el conocimiento con la experiencia.
• La
creatividad es una oportunidad para
el desarrollo de habilidades específicas como el trabajo en equipo, la
cooperación.
• La
creatividad no se improvisa, se debe
planificar, y por tanto, en un ámbito más de gestión en la empresa.
• La
creatividad es una actitud por la que las personas
utilizamos nuestras capacidades en la mejora continua de nuestro trabajo. Con razón se dice que la innovación es más esfuerzo que genialidad. Al Dr. Mario Alonso Puig le he escuchado decir que "el genio es un uno por ciento inspiración y el 99% de esfuerzo, pasión, determinación, ilusión, paciencia; levantarse una vez más de las que te caes".
No obstante, debemos reconocer que el camino de la creatividad y la innovación en la empresa no es fácil. Su recorrido está marcado por amenazas reales, que actúan a modo de limitaciones que deben vencerse en las
organizaciones. Las más destacadas en mi opinión son las siguientes:
•
La rutina y la organización. La
organización establecida condiciona enormemente la introducción de cambios,
aunque éstos supongan mejoras personales. Se requiere de un esfuerzo de la
dirección romper esta inercia estableciendo los estímulos necesarios.
• El miedo al cambio. Las personas
mantienen actitudes conservadoras ante las nuevas situaciones que desconoce o
no tiene experiencia. Hay miedo a perder con el cambio el estatus adquirido.
• La desmotivación y la falta de habilidades
para innovar. Es necesaria la motivación para que la voluntad de las
personas se aplique a innovar, pero ello no es suficiente. Se requiere
competencia, habilidades e instrumentos para su concreción y desarrollo. La buena
noticia es que las habilidades de innovación pueden adquirirse a través del
aprendizaje.
Peter
Drucker afirma que “la innovación es la
función específica del emprendimiento”. Me gusta especialmente esta afirmación
pues vincula el proceso que hemos comentado de la innovación con otro no menos
importante, el del emprendimiento, del que en España resulta ser
toda una asignatura pendiente, y que debe formar parte de la estrategia
coordinada de salida de la crisis actual.
Favorezcamos
a nivel personal el examen y reflexión crítica de nuestro trabajo, permitamos
el cuestionamiento de lo que hacemos habitualmente. Desterremos las creencias
irracionales del tipo ¿para qué hacerlo de otro modo si siempre se
ha hecho así? Todo ello nos permitirá desarrollar, y por tanto
desplegar, las habilidades necesarias que posibiliten el proceso creativo e
innovador.
Por
tanto, digamos con claridad que la “la creatividad es el motor de la
innovación”, y “la innovación la gasolina de las empresas” para
afrontar un posicionamiento competitivo, garantía de supervivencia a largo
plazo y de cumplimiento de la responsabilidad social a la que todas las
empresas están llamadas a desempeñar. Pues eso, la creatividad al
poder…Ya lo decía Russell L. Ackoff: “Idealizar es pensar sin restricciones. Pensar sin restricciones es
pensar creativamente.”
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