miércoles, 5 de septiembre de 2012

Economía española: Primer curso




El pasado lunes, 3 de septiembre se publicaba en el Diario Córdoba un interesante artículo de Gabriel Pérez Alcalá, Profesor de Política Económica de la Universidad Loyola y, además, buen amigo y compañero. El artículo, titulado Repetición de curso, versa sobre el balance de la política económica desplegada por el anterior y el actual gobierno de la Nación.

Del artículo se pueden sacar las siguientes conclusiones:

Respecto del Gobierno de Zapatero:
1º. Mal diagnóstico y análisis de alternativas de política económica.
2º. Se dejó llevar por estrategias políticas: contemporizó con los sindicatos, no realizando la reforma laboral necesaria, y contemporizó con las Comunidades Autónomas, no realizando la verdadera reforma bancaria.
3º. Reaccionó tarde, en mayo de 2010, con un ajuste que no supo explicar adecuadamente.

Respecto del Gobierno de Rajoy:
1º. No es aceptable el desconocimiento de detalles sobre la situación real de la economía española.
2º. No es aceptable que no se tuviera preparado un plan coherente para atajar la crisis económica, que se edificara sobre tres pilares: reforma financiera, reforma laboral y reducción del déficit público. A partir de ahí, una profunda reforma de la economía española: "sanitaria y educativa, la reordenación del sistema energético, la reforma de la justicia, etc."
3º. Política desarrollada hasta la fecha con improvisación, corsé ideológico y cálculo electoral: tres reformas financieras en seis meses, subida del IVA obligada. Respecto a los gastos, "parece que el problema tiene su origen en un supuesto exceso de salario de los funcionarios o en la atención sanitaria de los pobres irregulares".

Hasta aquí el diagnóstico realizado en el artículo citado.

Sin pretender hacer comparaciones sobre las bondades de cada gobierno, los cuales tendrán sus luces y sombras, me quiero centrar en el análisis de estos nueve meses desde una perspectiva de gestión global de una situación que hemos de reconocer como muy especial:

1º. Circunstancias excepcionales en cuanto a las condiciones del mercado de deuda, que ha motivado un estrés brutal en la acción del gobierno.
2º. Horizonte temporal estrechísimo para realizar un ajuste global de las cuentas públicas de dimensiones desconocidas.
3º. Gravedad y profundidad de una crisis económica de características y alcance sin precedentes en la historia económica española y mundial.
4º. Elevadísimo nivel de endeudamiento público y privado que ha agravado de forma notoria la capacidad de reacción de los agentes económicos.
5º. Lenta e ineficaz reacción europea ante una situación de gran gravedad: la crisis del euro y la controvertida actuación del Banco Central Europeo.

Estos cinco condicionantes son lo suficientemente importantes como para ser tenidos en cuenta en el análisis de la política económica desplegada por el gobierno en sus primeros meses.

Siguiendo con el símil académico del artículo comentado, nunca un alumno era considerado de incompetente cuando las circunstancias externas eran de tal magnitud que impedían un rendimiento satisfactorio. Había que darle más tiempo.

Volviendo a la política económica, estos escasos !!nueve meses¡¡ han estado caracterizados por una frenética actividad en la toma de decisiones, que no puede ser considerada, vista con un mínimo de rigor intelectual, de improvisada, nos guste más o menos las medidas tomadas, sino que es resultado de un plan de acción medido (compárese con lo anunciado en el Discurso de Investidura de Rajoy), alterado y dificultado con los cinco condicionantes mencionados. Así podemos destacar las siguientes medidas:

- Aunque con un retraso incomprensible, se elaboran los primeros PGE que incluyen una considerable reducción en gastos e inversiones. ¿Cómo se puede simplificar la reducción de gastos con las medidas adoptadas a los funcionarios y los "pobres emigrantes"?
- Una reforma financiera, aún inacabada, pues este pasado viernes se presentó una nueva entrega.
- Una profunda reforma laboral.
- Una amplia reforma para garantizar la estabilidad presupuestaria de las Administraciones Públicas.
- Reformas puntuales en los sectores educativo y sanitario, aunque con gran repercusión social: copago farmacéutico, limitaciones al acceso a la cobertura sanitaria, carga docente de profesores universitarios, etc.
- La articulación de un sistema para el pago a proveedores de las AA.PP.
- Subida de impuestos muy fuerte (IRPF, aunque temporal, e IVA). 
- Incipiente reforma de la Administración Pública.

Estas son las principales medidas aplicadas en 9 meses. El tiempo dirá, a corto y medio plazo, e incluso a largo plazo, porque las medidas de política económica deben evaluarse en su intervalo temporal adecuado, si son las medidas necesarias para la situación de la economía española. Sacar conclusiones precipitadas sobre la articulación de una política económica en los primeros meses de una nueva legislatura en unas circunstancias excepcionales lo considero exagerado. Sobre todo cuando las alternativas desde una perspectiva ortodoxa sabemos que son escasas, y cuya efectividad requiere de tiempo. Tiempo, que es el que precisamente nos falta, dada la grave situación económica, pero que en una economía tan abierta como la española, cualquier otra política económica, aunque más rápida en la toma de decisiones, o incluso con una elección de medidas diferentes, no nos hubiera llevado a una situación muy diferente a la actual.

Volviendo al símil académico, y para terminar, considero este curso apto, aunque con alguna asignatura suspensa. Se dice que los primeros cursos son los más áridos, donde se sientan las bases de la formación del alumno, son el momento de las asignaturas más duras y complejas, pero que luego, con las más instrumentales, facilitarán la formación los siguientes cursos.


Pues con la economía pasa algo parecido, estamos en el año 1, de un    proceso de reforma exigido por el euro, que requiere grandes reformas estructurales de la economía y del estado, en una situación de desequilibrios gravísimos: paro, déficit público, recesión económica. No pretendamos pedirle al "alumno", a la economía, la excelencia en su primer curso. Sería una temeridad. 
  

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