Hay quien
afirma que la calidad de nuestro
pensamiento está en la calidad de nuestras preguntas. Comparto esta
afirmación en el sentido de que el arte
de formular preguntas es toda una habilidad
muy poco desarrollada e ignorada en la sociedad, pero que supone uno de los
elementos más avanzados en la capacidad
de comunicarnos con las personas.
Este es uno de
los elementos que más me interesan en el sugerente concepto del Coaching, que tan de moda se encuentra
en la actualidad y del que nos ocuparemos en otras ocasiones. Ahora me quiero
detener en la importancia que tiene la capacidad, la habilidad diría yo, de
determinadas personas en realizar preguntas
esenciales, preguntas retadoras, que te hacen replantearte tus objetivos, tu
comportamiento, tu vida, preguntas poderosas.
Ciñéndonos al
ámbito laboral, el directivo que es un buen desarrollador de personas
fundamenta su actividad precisamente en su capacidad de acompañar, de preguntar
por lo verdaderamente importante, de saber obtener lo mejor de cada colaborador
y esa labor la realiza precisamente a través de la comunicación interpersonal,
a través de preguntas. El que sabe
realizar preguntas poderosas es conocedor de que su interlocutor es el único
que tiene las mejores respuestas para sus preguntas.
Si algo caracteriza al buen directivo es
la utilización sistemática de la pregunta como método de comunicación frente a otras alternativas como las
afirmaciones o recomendaciones, tan frecuentes en otro tipo de ámbitos. La
pregunta resulta ser un instrumento de un poder impresionante. Las preguntas
poderosas tratan de "iluminar" ciertas áreas o zonas desconocidas
hasta el momento por la persona que recibe las preguntas. Para lograr este
objetivo las preguntas ayudan a generar espacios de reflexión a partir de los
cuales saldrán las respuestas y acciones necesarias que lo ayudarán a lograr
sus metas.
A través de las preguntas comprometemos a la persona, al trabajador, a
conectar temas, a elaborar respuestas, a recordar conceptos, a actualizar
experiencias o a calcular consecuencias. El trabajador se ve obligado a elaborar respuestas que implican una
reflexión y una reestructuración de sus conceptos y sus valores.
La pregunta obliga a elaborar respuestas y a enfrentarnos a
nuestra propia conciencia. Incluso el silencio es una respuesta. Y sin imponer nada, sin forzar nada,
desde la curiosidad y el desconocimiento, desde el respeto y el interés por la
respuesta, la experiencia y los conocimientos del otro.
En las empresas se deben potenciar estas habilidades en los puestos de
responsabilidad, puesto que generan procesos de mejora y desarrollo personal
tan poco valorados en muchas ocasiones.
Otros ámbitos además del laboral en el que las preguntas poderosas juegan
un papel determinante pueden ser los siguientes: la relación de amistad, la dirección
espiritual, la relación de pareja, el
profesor, el entrenador deportivo, etc. Tantos ámbitos en los que saber
preguntar para ayudar, saber cuestionar para construir argumentos, saber
enfocar planteamientos para descubrir tus propias respuestas, son tan
importantes como escasas en una sociedad en la que se está imponiendo un modo
de comunicación basado en lo efímero e inmediato.
La profundidad de estas preguntas ayuda a
ampliar los espacios de reflexión y
a generar una nueva mirada, una nueva perspectiva que lo impulsará a tomar
acciones que finalmente lo conduzcan a obtener resultados y alcanzar objetivos.
Las preguntas
poderosas deben reunir determinadas características:
son cortas y claras, abiertas y centradas,
se orientan a la persona a emprender una acción y están dirigidas al objetivo y
no al problema. Las personas tienen un momento
personal en el que están preparadas para escuchar ciertas preguntas y para
poder reflexionar a partir de las mismas. Además, debemos asegurarnos de que la
persona tiene la información necesaria
para poder responderlas.
Las preguntas
poderosas pueden cumplir diferentes propósitos:
ayudan a las personas a definir y precisar sus metas, ayudan a las personas a
identificar los valores que están representados en sus metas, ayudan a las
personas a obtener retroalimentación sobre el logro o avance hacia su meta, ayudan
a identificar los recursos que necesita para lograr su meta y los obstáculos
que le impiden alcanzarla, ayudan a identificar cuánto control e influencia
tiene en el logro y mantenimiento de su meta, ayudan a evaluar el impacto que
tendrá el logro de su meta.
Y acabo con una frase de la
película La leyenda de Bagger Vance. Una
de mis películas preferidas. Nos encontramos con una de las mejores
representaciones de cómo a través de las preguntas, del acompañamiento, se puede ayudar a otras personas a alcanzar las metas. Bagger Vance, el caddie, intenta hacerle descubrir su verdadero
juego a Ranuulph Junuh, el golfista, para que le permita poder alcanzar el
objetivo: recuperar el swing, ganar el torneo de golf de Savannah:
“Hay un golpe
perfecto que nos elige a cada uno de nosotros. Y lo único que tenemos que hacer
es despejarle el camino. Dejar que él nos elija…
Ese lugar tienen
que buscarlo con su alma, Junuh. Yo no puedo llevarle allí. Sólo espero poder
ayudarle a encontrar el camino… Esta usted, esa bola, esa bandera…. Y todo lo
que es usted, búsquelo, sólo siéntalo,…”
Buena reflexión, Javier. Indudablemente, de las preguntas que nos hacemos surgen las respuestas que conforman nuestra vida.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, aunque no sé quien eres. Esas preguntas, las que uno mismo se hace, pueden llegar a ser las más poderosas, lo que sucede es que muchas veces nos falta perspectiva, claridad de ideas, enfoque adecuado, niebla emocional, etc. que no nos deja "ver" adecuadamente las metas y los objetivos, centrándonos equivocadamente en los problemas.
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