viernes, 15 de junio de 2012

Preguntas poderosas



Hay quien afirma que la calidad de nuestro pensamiento está en la calidad de nuestras preguntas. Comparto esta afirmación en el sentido de que el arte de formular preguntas es toda una habilidad muy poco desarrollada e ignorada en la sociedad, pero que supone uno de los elementos más avanzados en la capacidad de comunicarnos con las personas.

Este es uno de los elementos que más me interesan en el sugerente concepto del Coaching, que tan de moda se encuentra en la actualidad y del que nos ocuparemos en otras ocasiones. Ahora me quiero detener en la importancia que tiene la capacidad, la habilidad diría yo, de determinadas personas en realizar preguntas esenciales, preguntas retadoras, que te hacen replantearte tus objetivos, tu comportamiento, tu vida, preguntas poderosas.

Ciñéndonos al ámbito laboral, el directivo que es un buen desarrollador de personas fundamenta su actividad precisamente en su capacidad de acompañar, de preguntar por lo verdaderamente importante, de saber obtener lo mejor de cada colaborador y esa labor la realiza precisamente a través de la comunicación interpersonal, a través de preguntas. El que sabe realizar preguntas poderosas es conocedor de que su interlocutor es el único que tiene las mejores respuestas para sus preguntas.

Si algo caracteriza al buen directivo es la utilización sistemática de la pregunta como método de comunicación frente a otras alternativas como las afirmaciones o recomendaciones, tan frecuentes en otro tipo de ámbitos. La pregunta resulta ser un instrumento de un poder impresionante. Las preguntas poderosas tratan de "iluminar" ciertas áreas o zonas desconocidas hasta el momento por la persona que recibe las preguntas. Para lograr este objetivo las preguntas ayudan a generar espacios de reflexión a partir de los cuales saldrán las respuestas y acciones necesarias que lo ayudarán a lograr sus metas. 
A través de las preguntas comprometemos a la persona, al trabajador, a conectar temas, a elaborar respuestas, a recordar conceptos, a actualizar experiencias o a calcular consecuencias. El trabajador se ve obligado a elaborar respuestas que implican una reflexión y una reestructuración de sus conceptos y sus valores.

La pregunta obliga a elaborar respuestas y a enfrentarnos a nuestra  propia conciencia. Incluso el silencio es una respuesta. Y sin imponer nada, sin forzar nada, desde la curiosidad y el desconocimiento, desde el respeto y el interés por la respuesta, la experiencia y los conocimientos del otro.

En las empresas se deben potenciar estas habilidades en los puestos de responsabilidad, puesto que generan procesos de mejora y desarrollo personal tan poco valorados en muchas ocasiones.


Otros ámbitos además del laboral en el que las preguntas poderosas juegan un papel determinante pueden ser los siguientes: la relación de amistad, la dirección espiritual, la relación de pareja, el profesor, el entrenador deportivo, etc. Tantos ámbitos en los que saber preguntar para ayudar, saber cuestionar para construir argumentos, saber enfocar planteamientos para descubrir tus propias respuestas, son tan importantes como escasas en una sociedad en la que se está imponiendo un modo de comunicación basado en lo efímero e inmediato.

La profundidad de estas preguntas ayuda a ampliar los espacios de reflexión y a generar una nueva mirada, una nueva perspectiva que lo impulsará a tomar acciones que finalmente lo conduzcan a obtener resultados y alcanzar objetivos.

Las preguntas poderosas deben reunir determinadas características: son cortas y claras, abiertas y centradas, se orientan a la persona a emprender una acción y están dirigidas al objetivo y no al problema. Las personas tienen un momento personal en el que están preparadas para escuchar ciertas preguntas y para poder reflexionar a partir de las mismas. Además, debemos asegurarnos de que la persona tiene la información necesaria para poder responderlas.

Las preguntas poderosas pueden cumplir diferentes propósitos: ayudan a las personas a definir y precisar sus metas, ayudan a las personas a identificar los valores que están representados en sus metas, ayudan a las personas a obtener retroalimentación sobre el logro o avance hacia su meta, ayudan a identificar los recursos que necesita para lograr su meta y los obstáculos que le impiden alcanzarla, ayudan a identificar cuánto control e influencia tiene en el logro y mantenimiento de su meta, ayudan a evaluar el impacto que tendrá el logro de su meta.

Y acabo con una frase de la película La leyenda de Bagger Vance. Una de mis películas preferidas. Nos encontramos con una de las mejores representaciones de cómo a través de las preguntas, del acompañamiento, se puede ayudar a otras personas a alcanzar las metas. Bagger Vance, el caddie, intenta hacerle descubrir su verdadero juego a Ranuulph Junuh, el golfista, para que le permita poder alcanzar el objetivo: recuperar el swing, ganar el torneo de golf de Savannah:

“Hay un golpe perfecto que nos elige a cada uno de nosotros. Y lo único que tenemos que hacer es despejarle el camino. Dejar que él nos elija…
Ese lugar tienen que buscarlo con su alma, Junuh. Yo no puedo llevarle allí. Sólo espero poder ayudarle a encontrar el camino… Esta usted, esa bola, esa bandera…. Y todo lo que es usted, búsquelo, sólo siéntalo,…”

2 comentarios:

  1. Buena reflexión, Javier. Indudablemente, de las preguntas que nos hacemos surgen las respuestas que conforman nuestra vida.

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  2. Gracias por tu comentario, aunque no sé quien eres. Esas preguntas, las que uno mismo se hace, pueden llegar a ser las más poderosas, lo que sucede es que muchas veces nos falta perspectiva, claridad de ideas, enfoque adecuado, niebla emocional, etc. que no nos deja "ver" adecuadamente las metas y los objetivos, centrándonos equivocadamente en los problemas.

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