domingo, 8 de mayo de 2016

Liderazgo invisible



"Solo se puede ver desde el corazón. Lo esencial permanece invisible para el ojo"
El principito. Antoine de Saint-Exupéry


La empresa actual se desarrolla en un contexto de gran incertidumbre y riesgo, a imagen de las sociedades en las que está inmersa, alcanzando niveles nunca vistos de complejidad y dinamismo. Las nuevas tecnologías de la información, que han democratizado enormemente el conocimiento, facilitan que esta realidad sea constantemente cambiante, generando que los modelos tradicionales de liderazgo, no resulten suficientes para responder a las necesidades de las organizaciones, y en última instancia, de los ciudadanos. La necesidad de adaptación y adecuación al cambio, hacen necesario sustituir esos modelos tradicionales de liderazgo, de forma que respondan a las inercias complejas que imperan en materia organizacional, basadas en menores niveles jerárquicos y mayor participación; por otros liderazgos más ajustados a una problemática diversa y compleja, en el que la capacidad de influenciar y desarrollar personas será la clave del aprendizaje organizacional. Tratar de esa capacidad es hablar de liderazgo, pero en esta ocasión me voy a centrar en otros liderazgos: el liderazgo invisible.

El liderazgo invisible se hace presente en las organizaciones, cuando el capital humano es reconocido como verdadero activo, brindándole las mejores herramientas para hacer frente a un entorno cambiante, y siempre incierto. El liderazgo invisible, es ante todo una realidad que la empresa actual debe saber alentar e impulsar en el necesario desarrollo del capital humano. El liderazgo invisible es aquel que no se ve, aquel que deja hacer. Que hace y deja que las cosas sucedan hacia el logro de objetivos que se  comparten y comprometen. La excelencia de un líder se mide por la capacidad de transformar dificultades en oportunidades, a través de la participación y el compromiso de todos. La experiencia personal y profesional, permite conocer a líderes invisibles, aquellos que han dejado huella, que han hecho profundizar y perfilar las cualidades que definen el presente, para mejorarlas en el futuro, líderes que manejan con una mano izquierda exquisita la habilidad de desarrollar personas.

Me gusta denominarlo liderazgo invisible, pues su característica diferenciadora es que se se trata de personas cuya presencia e influencia apenas se notan en las situaciones concretas que se viven en las empresas y organizaciones. Su liderazgo se basa en lo que hacen, y sobre todo, en el ejemplo y la integridad, que son señas de identidad de su comportamiento. Todos recordamos compañeros que han ejercido un liderazgo influyente, o familiares de los que hemos recibido grandes enseñanzas, o incluso recordamos a profesores inolvidables, tanto de la escuela básica, en el bachillerato o en la Universidad. Personas que han dejado una huella en nosotros gracias a su liderazgo invisible, su capacidad de hacer y de mostrar su saber: orientar a resultados, trabajar en equipo, liderar, cooperar, etc. 

Repasar los líderes invisibles que hemos conocido es probablemente identificar el liderazgo más exquisito:
  • Su presencia e influencia apenas se notan, pero actúan y hacen que otras hagan su trabajo queriendo. Una manera de influenciar que hace descubrir nuevos intereses y valores, y que hace crecer y desarrollar a las personas. 
  • Desarrolla lo mejor de las personas, gracias a un liderazgo especial.
  • Es liderazgo de autoridad moral y personal, no de poder formal.
En definitiva, el liderazgo invisible impulsa el crecimiento personal y recompensa con un salario emocional de gran importancia para las empresas, que es el que satisface a la persona, puesto que pone en valor nuestras mejores capacidades, y que ayuda a construir el mejor perfil de capacidades y habilidades para un desempeño eficaz de nuestras responsabilidades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario