“Casi siempre la responsabilidad confiere grandeza al hombre.”
Stefan Zweig
El pasado martes 30 de enero de 2018, nuestro rey Felipe VI cumplía 50 cumpleaños, y fue la fecha escogida para imponer a la princesa de Asturias el Collar del Toisón de Oro, que se trata de la máxima distinción que concede la Familia Real española. El discurso pronunciado por el rey en el acto de entrega es todo un alegato del compromiso personal e institucional de la Monarquía con España y los españoles. Un discurso que me ha llamado la atención por la profundidad de su mensaje, por su oportunidad y por la necesidad del verdadero rearme ético que precisa nuestra sociedad. Aunque iba dirigido a su hija, es un verdadero referente a los pilares que deben sustentar una sociedad que aspira a lo mejor. Los párrafos que quiero destacar son los siguientes:
“Recibir este toisón implica para ti unas responsabilidades especiales que habrás de asumir inspirada por los valores e ideales más profundos, valores que deberás albergar y fortalecer día a día en tu corazón, porque tus acciones, todas, deberán guiarse por el mayor sentido de la dignidad y la ejemplaridad, por la honestidad y la integridad, por la capacidad de renuncia y de sacrificio, por el permanente espíritu de superación y por tu entrega, sin reservas, a tu país y a tu pueblo.Deberás respetar a los demás sus ideas y creencias y amarás la cultura, las artes y las ciencias pues ellas nos dan la mejor dimensión humana para ser mejores y ayudar a progresar a nuestra sociedad. Te guiarás permanentemente por la Constitución, cumpliéndola y observándola.Servirás a España con humildad y consciente de tu posición institucional y harás tuyas todas las preocupaciones y las alegrías, todos los anhelos y sentimientos de los españoles”.
El mensaje del rey a la princesa Leonor, futura reina de España, me ha parecido de una enorme importancia y transmite a los españoles un claro testimonio de lo que representa la Monarquía en la actualidad. Habla de ideales, de valores, de dignidad, de ejemplaridad, de honestidad e integridad, de renuncia y de sacrificio, de superación y de entrega. El rey se refiere a los principios de deben guiar las acciones de la princesa, que no son otros a los que cualquier persona debe aspirar. Son los principios, que como en el humanismo cristiano, deben fundamentar la acción y el comportamiento de las personas en sus diferentes actividades y responsabilidades.
Se refiere también al respeto de las personas, con sus ideas y creencias propias, fundamental en cualquier proyecto de convivencia común. Se fija en las artes, la cultura y las ciencias como motor del progreso humano, y le pide amarlas. Y en clave más actual, señala a la Constitución Española como guía de sus decisiones, con el deber de su cumplimiento y observancia, como garantía y seguridad de una convivencia basada en el respecto a las normas, base de cualquier proyecto en común.
Finalmente atiende a su deber de servicio a España, que será con humildad, y como referente del verdadero liderazgo, haciendo suyas las preocupaciones y alegrías, anhelos y sentimientos de los españoles. Un mensaje con mucha responsabilidad y grandeza, tanta como el profundo respeto que tengo hacia Su Majestad el rey Felipe VI.