"Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio"
Papa Francisco
Esta semana la revista TIME declaraba como Personaje del Año al Papa Francisco. La enorme expectación que suscitó su elección en la pasada primavera, junto con la no menos sorprendente actividad que está desarrollando, con una gran capacidad de llegar a las personas, de conectar con sus aspiraciones y necesidades, su cercanía con sus problemas y realidades, le ha convertido en un auténtico personaje del año. La verdad es que ha sorprendido a creyentes y no creyentes. Su naturalidad, su humanidad, su sencillez son deslumbrantes. Pues bien, esta elección de la revista Time junto al hecho de que el Papa sea jesuita, me ha recordado un libro sumamente interesante, que ya he citado en otras ocasiones: "El liderazgo al estilo de los jesuitas", de Chris Lowney.
El libro es una delicia. Los que hemos conocido a los Jesuitas, he estudiado en una institución universitaria de la Compañía de Jesús (ETEA, en Córdoba) y después fui profesor durante 9 años, sabemos algo de ese estilo. Chris Lowney hace un apasionado relato de su experiencia personal como seminarista jesuita y de su posterior etapa en el mundo empresarial legando a ser uno de los máximos ejecutivos del Banco de Inversión J.P. Morgan.
El libro es una reflexión sobre el verdadero liderazgo. Al autor le fascinaba e intrigaba el reto de explorar lo que pudieran enseñarnos los sacerdotes del siglo XVI a los sofisticados hombres del siglo XXI sobre liderazgo y de cómo hacer frente a un ambiente tan complejo y cambiante.
Las características del liderazgo jesuítico, revolucionario como lo denomina Lowney, son las siguientes:
- El hombre da su mejor rendimiento en ambientes estimulantes: Ignacio de Loyola exhortaba a sus seguidores a crear ambientes de "más amor que de temor". Esta idea es fantástica y tremendamente actual. Qué importante es para un verdadero líder saber crear ambientes favorables para el desempeño eficaz. Es una de las competencias básicas.
- Todos somos líderes y toda nuestra vida está llena de oportunidades de liderazgo. Los principios del liderazgo se aplican en toda la vida de la persona, no sólo a su vida de trabajo.
- Podemos ser líderes en todo lo que hacemos: en el trabajo y en la vida diaria, cuando enseñamos y cuando aprendemos de los demás.
- Se es líder por la manera de vivir y trabajar.
- El liderazgo se construye con esfuerzo: "Trabaja como si el éxito dependiera de tu propio esfuerzo, pero confía como si todo dependiera de Dios".
El libro quiere responder a una serie de preguntas que se formula el autor: ¿Por qué han prosperado y prosperan aún los jesuitas?¿Qué motivó su creatividad, su energía e innovación?¿Porqué han triunfado cuando tantas otras compañías y organizaciones hace tiempo cayeron derrotadas?
El autor se responde identificando los cuatro pilares del éxito, que podríamos considerar como los cuatro fundamentos del liderazgo desarrollado por los jesuitas. Son los siguientes:
- Conocimiento de sí mismo
- Ingenio
- Amor
- Heroísmo
Estos cuatro pilares del liderazgo los identifico con las siguientes habilidades o competencias más actuales:
- El conocimiento de sí mismo hace referencia a la necesidad de que el liderazgo se debe construir sobre la base del autoconocimiento. La persona que conoce sus fortalezas y también sus debilidades es una persona que afronta sus responsabilidades y objetivos con más garantía y seguridad, con valores sólidos. El liderazgo empieza por saber uno dirigirse a sí mismo.
- El ingenio entendido como la creatividad e innovación que todo buen liderazgo debe impulsar y fomentar.
- El amor que podemos traducir como la base de que el liderazgo auténtico es aquel que se cimenta desde el servicio a los demás, sobre el que podremos obtener el mejor talento de las personas.
- Finalmente, el heroísmo entendido como una actitud vital respecto a sí mismo y a los demás por conseguir y alcanzar objetivos ilusionantes.
Respecto a los matices que diferencia el liderazgo de los jesuitas se dice que éstos enfocan el liderazgo a través de un prisma muy distinto, que se resumen en cuatros ideas básicas:
- Todos somos líderes y dirigimos todo el tiempo, bien o mal.
- El liderazgo nace desde adentro. Determina quien soy, así como qué hago.
- El liderazgo no es un acto. Es mi vida, una manera de vivir.
- Nunca termino la tarea de hacerme líder. Este es un proceso continuo.
Es fantástico encontrar un resumen tan preciso y adecuado a este concepto tan complejo y amplio. En este sentido encontramos en los "Ejercicios Espirituales" de San Ignacio una fuente inagotable de herramientas para el directivo actual. San Ignacio recomendaba:
- Fijarse metas cada vez más altas.
- Asignarse tareas osadas, que obligan a aguzar el ingenio.
- Delegar poderes confiando en la aptitud de sus discípulos a los que reclutaba por su talento y no por su abolengo.
- Imponerse rutinas para que uno se pida cuentas de sus actos, a través del "examen de conciencia".
Es impresionante la fuerza de las enseñanzas que la sabiduría jesuítica pueden aportar al moderno management. Es gratificante encontrar un reconocimiento público como el que el Papa Francisco acaba de recibir, que no es otra cosa que un reconocimiento a un liderazgo auténtico basado en el servicio. Y para finalizar, me quedo con esta cita del libro que transmite la importancia y sello especialísimo de lo que el verdadero liderazgo implica:
"Su gran atractivo (de Ignacio de Loyola) estaba en su habilidad para ayudar a los demás a hacerse líderes. Su manera de dirigir a sus compañeros fundadores sirvió de modelo para la compañía: todos tienen potencial de liderazgo y los verdaderos líderes abren ese potencial a los demás".