"Entre lo que nos ocurre y nuestra respuesta hay un espacio. En ese espacio yace la libertad de elegir nuestro camino."
Anónimo
Stephen Covey define la efectividad como el equilibrio entre la eficacia y la eficiencia. En su ya clásico libro "Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva" hace un recorrido por los elementos que de forma determinante influyen para ser efectivos. Hablar de efectividad implica por tanto referirnos igualmente a la eficacia y la eficiencia. En el contexto actual dominado por una gran competencia en un escenario globalizado, conceptos como la eficacia, la eficiencia y la efectividad deberán ser llevados a un primer orden, siempre con la obligada flexibilidad y adaptación a los escenarios concretos.
La efectividad es un concepto que siempre me ha parecido muy sugerente. Ser efectivo es un objetivo que anhelamos conseguir en muchas de las cosas que hacemos. En el trabajo, en el estudio, en las actividades personales, desarrollar la efectividad nos proporciona muchas satisfacciones. Veamos los tres conceptos:
La efectividad es un concepto que siempre me ha parecido muy sugerente. Ser efectivo es un objetivo que anhelamos conseguir en muchas de las cosas que hacemos. En el trabajo, en el estudio, en las actividades personales, desarrollar la efectividad nos proporciona muchas satisfacciones. Veamos los tres conceptos:
- Eficacia. Lo principal consiste en definir un objetivo previamente. La eficacia se basa en lo que nos sirve para cumplir el objetivo que se ha planificado. Se trata de definir estrategias, pero sobre todo, buenas ideas, creatividad e innovación. Es la capacidad de lograr el efecto que se desea o espera, según la define la Real Academia Española.
- Eficiencia. Consiste en utilizar los recursos adecuadamente. Recordemos que los recursos no son sólo materiales, sino que también pueden ser intelectuales, es decir, “humanos”.
- Efectividad. La efectividad engloba a las dos anteriores. Es decir, ser efectivo implica ser eficaz y eficiente al mismo tiempo, y tratar de optimizar los recursos.
La efectividad es la capacidad de lograr un efecto deseado, esperado o anhelado. En cambio, eficiencia es la capacidad de lograr el efecto en cuestión con el mínimo de recursos posibles. Cuando se habla de efectividad, se está haciendo referencia a la capacidad o habilidad que puede demostrar una persona para obtener determinado resultado a partir de una acción concreta. Ser efectivo tiene que ver con optimizar todos los procedimientos seguidos para obtener los mejores y más esperados resultados. Por lo general, la efectividad supone un proceso de organización, planificación y programación que tendrá como objetivo que aquellos resultados planificados puedan ser alcanzados.
Por su parte la eficacia personal es la que nos conduce a obtener resultados positivos en nuestro trabajo, siendo la suma de los resultados particulares la que conduce a la empresa a mejorar en el rendimiento organizacional. Según Pablo Maella, del IESE, las variables que facilitan la eficacia en las personas las podemos identificar en las siguientes: La responsabilidad, la capacidad, la automotivación, la autogestión, la suerte y la simplificación. La combinación de estos factores nos proporciona resultados positivos en nuestra vida personal y profesional. De estos factores me quedo con los tres primeros: la responsabilidad nos predispone a asumir compromisos y desafíos. Sin responsabilidad no hay una respuesta convincente ni coherente. La capacidad nos la proporciona ser competentes en la actividad que desarrollamos, por ello necesitamos los conocimientos adecuados y las habilidades precisas. La automotivación es la clave del esfuerzo que estemos dispuestos a realizar. La actitud que mostremos marcará la calidad de lo que consigamos.
Desarrollar esta habilidad tiene una gran repercusión en el desarrollo personal y profesional. Las personas, trabajadores y directivos, están sometidas a una constante presión sobre como dedicar sus recursos personales para conseguir resultados, tomar decisiones, innovar, etc. El nuevo paradigma de la sociedad actual potencia al individuo, favoreciendo una mayor creatividad, y las empresas se han dado cuenta de que la persona es el gran recurso que garantiza el éxito de toda estrategia empresarial. Esto es un gran paso que no debe quedar en saco roto.
Se trataría de involucrar a todos los responsables mediante herramientas eficaces en los procesos formativos de mejora de habilidades, así como en los procesos de análisis de la realidad, con objeto de obtener unos resultados eficaces y exitosos. Se necesita por tanto saber gestionar la incertidumbre y el cambio en continua aceleración, para encontrar una manera de seguir avanzando, y favorecer al mismo tiempo el desarrollo de la vida profesional y personal. Este es el gran reto, el reto de buscar la verdadera efectividad en nuestras decisiones, y que, a su vez, nos haga disfrutar del camino.
Desarrollar la efectividad nos hacer ser mejores a la hora de gestionar nuestros recursos personales e intelectuales. Nos hace gestionar mejor nuestro tiempo, ese recurso tan valioso y a veces tan poco valorado, nos hace tomar mejores decisiones, tanto a corto como a largo plazo, resultado de una mejor disposición a entender lo que queremos y lo que anhelamos. Por tanto, ser efectivos nos hace ser más visionarios. Para lograr todo ello, sigo apostando decisivamente por el autoconocimiento como la palanca que nos orienta mejor. Y es que este componente de la inteligencia emocional es la llave de muchas mejoras personales y profesionales.
Llegados a este punto, estoy convencido de que la efectividad personal representa la posibilidad del ser humano de asumir nuevos desafíos en un ambiente de libertad individual y responsabilidad laboral. La efectividad es el hábito de la responsabilidad. Esto que se dice tan fácilmente considero que es determinante en cada persona para comprender sus realizaciones y frustraciones, sus retos y sus respuestas, sus ambiciones y sus logros.
Volviendo a S. Covey y sus siete hábitos para ser efectivos, son muy significativas sus enseñanzas. Somos efectivos a través de nuestros hábitos, de nuestro comportamiento:
- Hábito 1: (Be Proactive) Sea proactivo; la proactividad nos da libertad para escoger nuestra respuesta a los estímulos del medio ambiente, incluyendo adelantarnos a esos acontecimientos. Ser proactivo (tomar la iniciativa) es el factor más importante para ser eficaz.
- Hábito 2: (Begin with the End in Mind) Comience con un fin en mente. Covey indica que hay que auto-descubrir y clarificar nuestros valores y objetivos en la vida, elaborando una «visión» que contenga las características como persona y sugiere además poner nuestra misión personal por escrito.
- Hábito 3: (Put First Things First) Primero lo primero. Hay que priorizar, planear y ejecutar nuestras tareas o quehaceres basados más en lo «importante» que en lo «urgente».
- Hábito 4: (Think Win-Win) Piense en ganar/ganar (beneficio mutuo). Covey recomienda buscar genuinamente soluciones o acuerdos que beneficien a ambas partes, afirma que siempre es mejor entender y buscar «ganar» para ambos, lo que, en el largo plazo, siempre será mejor solución que aquella donde sólo una de las partes se salió con la suya.
- Hábito 5: (Seek First to Understand, Then to be Understood) Buscar comprender primero y después ser comprendido es la esencia del respeto a los demás. Se trata de ser «empático».
- Hábito 6: (Synergize) Sinergizar es resultado de cultivar la habilidad y tener la actitud de valorar la diversidad de saber trabajar bien en equipo, es lograr una buena combinación (sinérgica) de las competencias individuales de los integrantes del equipo, volviéndolas competencias del equipo.
- Hábito 7: (Sharpen the saw) Afilar la sierra, renovarse. Cargar "las pilas", descansar, descubrir otras realidades y experiencias, etc.
La importancia de la efectividad es cada vez mayor. Es fantástico llegar a "descubrirla", que no es otra cosa, que conocer nuestros límites y nuestras fortalezas. La sociedad y la economía de hoy son muy competitivas y nos exige constantemente que seamos efectivos. Si hacemos el ejercicio de revisar cualquiera de nuestros días, nos daremos cuenta de la cantidad de acciones/decisiones que tenemos que realizar. No sólo se requiere que las hagamos bien, sino que además no perdamos de vista para qué las estamos haciendo. Es sumamente gratificante ser consciente de esta circunstancia. Para ello, soy un firme partidario de cómo los componentes de la inteligencia emocional son verdaderos aliados en la siempre apasionante búsqueda de nuestra efectividad. Un verdadero desafío como personas y como profesionales.